El increíble noviazgo entre una lomense y un tripulante de un acorazado nazi
EN PRIMERA PERSONA. Estuvieron dos años juntos, pero un desencuentro terminó la relación. Sigrid fue amenazada en Santa Fe y decidió mudarse a Temperley, donde comenzó una nueva vida.
Sigrid Rauch es una vecina que vive en Temperley y su historia de vida está ligada al acorazado nazi que fue hundido en 1939 en las costas de Montevideo, en lo que fue el único conflicto que se desarrolló en Sudamérica emparentado con la Segunda Guerra Mundial: muchos de los tripulantes que sobrevivieron de aquella embarcación se distribuyeron por Argentina y la lomense tuvo un noviazgo con uno de ellos. Con 91 años y una gran memoria revivió la historia de amor que se llevó a cabo en Santa Fe y que pudo haber terminado en tragedia.
Nacida en Alemania en 1930, Sigrid llegó al país junto a sus padres cuando apenas era una bebé: "Exactamente hace 90 años, el 9 de octubre de 1931, llegamos al puerto. Me crié acá, así que Argentina es como mi patria".
"Nos asentamos en Chaco porque mi padre quería dedicarse a trabajar unos campos que nos habían otorgado. Después nos mudamos a Santa Fe, donde pasé mi adolescencia y conocí a quien era uno de los tripulantes del submarino alemán Admiral Graf Spee", empezó a contar Sigrid.
En Santa Fe conocí a uno de ellos que se llamaba Franz Hautmann y que alquilaba un espacio en la casa de una señora que era como mi tía. Nos pusimos de novios, yo tenía 16 y él más de 30.
Es que el 13 de diciembre de 1939 se efectuó una batalla en el río de la Plata, lo que fue el único conflicto naval relacionado con el conflicto bélico más importante del mundo, que dejó entre 50 y 70 millones de víctimas. El acorazado nazi Admiral Graf Spee llegó al Atlántico con intenciones de destruir el tráfico mercante de los Aliados, pero tres cruceros británicos lo cruzaron en las costas de Montevideo y, tras un certero ataque, lo vencieron a los días.
"El capitán de ese submarino, Hans Langsdorff, decidió que se hunda el barco y se suicidó. Muchos de los tripulantes sobrevivientes se asentaron en distintos puntos de nuestro país, hasta Temperley fue uno de ellos", contó Rauch.
"En Santa Fe conocí a uno de ellos que se llamaba Franz Hautmann y que alquilaba un espacio en la casa de una señora que era como mi tía. Nos pusimos de novios, yo tenía 16 y él más de 30", empezó a recordar Sigrid sobre su aventura con "el pelirrojo tripulante nazi".
Al poco tiempo nos comprometimos, pero me enamoré de otra persona. Él se dio cuenta, discutimos y hasta me apuntó con una pistola cuando yo estaba armando la cama. El casero donde yo trabajaba me rescató y ahí se terminó nuestra relación.
Sigrid y Franz estuvieron juntos durante dos años, entre 1946 y 1948. "Me venía a visitar todos los días a mi casa. Nos comunicábamos en alemán, que yo aún lo conservaba por mis padres", detalló.
Al poco tiempo se comprometieron, pero Sigrid se enamoró de otra persona. "Él se dio cuenta, discutimos y hasta me apuntó con una pistola cuando yo estaba armando la cama. El casero donde yo trabajaba me rescató y ahí se terminó nuestra relación", explicó sobre su decisión que casi le cuesta la vida.
"Vi a Franz algunas veces más, porque le vendió a mi patrón un juego de vajilla de porcelana que había comprado para cuando viviéramos juntos, ya que su intención era casarse conmigo. Pero ya no había vuelta atrás", reveló Rauch.
A principios de la década del '50, Sigrid se mudó a Buenos Aires para trabajar y empezó a vivir en Temperley, lugar que actualmente reside hasta estos días. Y fue en esta localidad que pudo reconstruir su vida: se casó en 1965 y tiene dos hijas, seis nietos y hasta dos bisnietos. "En Lomas me siento feliz y amada por todos", cerró, emocionada.