La Unión | DEPORTES

Gastón "Tonga" Aguirre colgó los botines y cerró una gran carrera

fin de ciclo. El ídolo de Temperley, el que superó cinco operaciones de rodillas y nunca bajó los brazos, anunció su retiro tras 20 años de carrera y le puso punto final a su etapa de futbolista. 

Aguirre es uno de los grandes ídolos del Gasolero

Crédito: Prensa Temperley

Aguirre es uno de los grandes ídolos del Gasolero.

Luego de una carrera exitosa y con muchos logros conseguidos, Gastón Aguirre le puso punto final a su etapa de futbolista y hoy, con 39 años, colgó los botines después de 20 años de trayectoria, en los que nunca se dio por vencido a pesar de las complicadas lesiones y tuvo su merecido premio, siendo la bandera de una gran etapa de Temperley, el club de sus amores.

El Tonga, que se retiró de la actividad con la camiseta de San Martín de Burzaco, anunció este martes su decisión a través de un mensaje en las redes sociales. "Ahora sí llegó el final. Gracias a todos por acompañarme en estos 20 años de carrera", remarcó el histórico marcador central a modo de despedida.

"Lo di todo y no me guardé nada. Si naciera de nuevo, volvería a elegir a esta hermosa profesional", recalcó Aguirre, un futbolista que nunca se rindió, ni cuando las lesiones de rodilla (tuvo cinco operaciones en dos años) parecían precipitar su retiro, y hoy, a nueve años de ese duro momento, deja el profesionalismo de la manera que siempre quiso: dentro de un campo de juego.

Aguirre, a lo largo de su carrera, se destacó con diferentes camisetas. Lo hizo con Temperley, el club de amores, pero también en Olimpo de Bahía Blanca, en Newell's, San Lorenzo y con la Selección Argentina sub-23, en la que se coronó campeón del Preolímpico del 2004. En el conjunto rosarino, además, gritó campeón en el Apertura 2004. También jugó en Tristán Suárez y San Martín de Burzaco.

En estos 20 años de trayectoria, las lesiones ocuparon un lugar importante en su camino, especialmente en su etapa en el Ciclón, que lo obligaron a estar más de dos años afuera de las cancha, con varias intervenciones quirúrgicas de por medio y sin saber si iba a volver a jugar.

Pero jamás bajó los brazos. Lo intentó una y otra vez. Y eso tuvo su recompensa, justamente en el club del que es hincha: Temperley. 

Ahí, en el estadio Alfredo Beranger y con el colores de su equipo, escribió unos de los capítulos más ricos de la historia del Gasolero, con dos ascensos en seis meses y cuatro años en la máxima categoría del fútbol argentino, en un ciclo que fue desde 2012 hasta 2018. Después de ahí, jugó un año en Tristán Suárez y en 2019 recaló en el Azul de Burzaco, donde decidió ponerle punto final a una carrera de película.

Temas Relacionados