“Esta pandemia de cinco meses reforzó la de Macri que duró cuatro años”
Entrevista. Daniel González, presidente de Atlético Llavallol, se refirió a las complicaciones que les toca atravesar a las instituciones y a la importancia de que sancione la Ley de Asociaciones Civiles para su protección.
En horas en que se debate entre los legisladores la posibilidad de estirarles la mano a los clubes de barrio, el presidente de uno de ellos y parte importante en la confección de dicha ley habló sobre la actual situación y el futuro que esperan.
Daniel González, titular desde hace cuatro años del Atlético Llavallol, intervino en la conformación de la Ley de Asociaciones Civiles por la experiencia que acumula desde principio de siglo en la institución. Conocedor de los pormenores de manejar un club, dejó en claro que la intervención del Estado debe llegar para que “nadie tenga que verse obligado a cerrar sus puertas”. “Los clubes estamos en una situación muy delicada. Esta pandemia de cinco meses vino a reforzar la pandemia de Macri que duró cuatro años. Eso nos devastó. Cuando asumí, lo primero que hicimos fue poner el club en regla, con todos los papeles y hoy, después de ese esfuerzo, tenemos que elegir entre pagarle a los contadores para hacer los balances o darle lugar a un chico que no puede pagar una cuota. Por supuesto que elegimos al chico pero el panorama es difícil”, explicó Daniel, de 58 años y también vecino del barrio.
En este contexto contó que, en el mejor momento de esta gestión, la morosidad no llegaba al 5% y hoy ya supera el 50%, con cerca de 500 deportistas. Lo planificado quedó postergado y el dinero que aparece se destina a pagar el sueldo de dos empleadas que trabajan en el club. “La pandemia dejó expuestas un montón de situaciones de informalidad en la que se cae sin intención. Nosotros tenemos profesores que son profesionales y que no pudimos pagarles. Y así le pasa a decenas de clubes que buscan regular su situación y no pueden. Por eso es tan importante la ley”, indicó González.
En este sentido, sobre el proyecto de Asociaciones Civiles, reflexionó: “Junto a la gente de FECEAS armamos los primeros protocolos de la Provincia y confeccionamos buena parte de esa ley que va a normalizar la situación de los clubes y va a dar una serie de beneficios que son vitales”. Y agregó: “Es muy cansador administrar el recurso escaso y en las instituciones barriales vivimos de esa manera salvo que tengas un espacio concesionado o un sponsor. Y el gran problema es que acá no se trata de ‘pagas, jugas’ y, sino, afuera. Se trata de hacer un club inclusivo, donde el papá de un nene que no tiene plata también pueda traer al chico, donde las cosas puedan ser legales y por derecha, que los subsidios lleguen para todos y siempre y cuando sean necesarios. Yo pienso que si el país anda bien, quizás nosotros no lo precisemos y otros clubes más chicos puedan fortalecerse por eso”.
¿Por qué se elige ser dirigente de un club de barrio? “Yo creo que te tiene que nacer. En mi caso, no puedo ser indiferente a la injusticia. El 95% de los pibes que pasaron por el club, por no decir todos, no andan en droga, no roban, son gente de bien que se integraron a la sociedad. El club les da contención y forma hombres y mujeres con expectativas de una vida mejor. Y acá interactúan todas las clases sociales sin distinciones. Acá no hay rico ni pobre, todos se sienten iguales cuando visten una camiseta o forman parte de algo y de eso se trata también, de igualar para arriba y que todos tengan las mismas oportunidades o, al menos desde el club, que larguen desde el mismo punto de partida”, conclu