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Dictaron la prisión preventiva para Abel Romero, el autor del doble femicidio de Monte Chingolo

A UN MES DEL CRIMEN. La Justicia determinó que el hombre siga detenido a la espera que la causa avance. Por las pruebas que hay en su contra el imputado podría recibir prisión perpetua.

A un mes del crimen, como se esperaba, la Justicia dictaminó la prisión preventiva para Abel Romero, el autor del doble femicidio de Cristina Iglesias y su hija Ada de 7 años. El hombre, por lo pronto, seguirá detenido a la espera de que se cumplan todos los pasos procesales y la causa se eleve a juicio, donde podría recibir la pena de prisión perpetua.

El abogado de la familia de las víctimas, Mariano Lizardo, comentó que el caso recién está avanzando: "Estamos en el principio de la causa. Después vendrá la elevación a juicio y, con las pruebas, elementos y la misma confesión del autor, estamos ante una eventual prisión perpetua para el agresor". Pero todavía falta un largo camino.

Consultado sobre la posibilidad de que al femicida le otorguen con la prisión preventiva, en un contexto en el que algunos jueces están dándole este beneficio a algunos presos, Lizardo consideró que no hay chances de que Romero pueda volver a su casa. "Es imposible, por la magnitud de la pena en expectativa", afirmó de manera tajante.

Días atrás se conocieron los resultados de la autopsia post mortem de los cuerpos de Cristina y Ada, que fueron enterradas en el patio de su casa de Monte Chingolo el 28 de marzo pasado. Según lo que confirmaron los peritos en su informe ,las víctimas murieron asesinadas a golpes con "uno elemento duro y romo, como una maza, y a puñaladas".

Los detalles del crimen ya los había dado el propio Romero ante el fiscal de la Unidad Funcional de Instrucción N°2, Jorge Grieco, en los Tribunales de Lomas de Zamora.

Desde entonces, el atacante quedó imputado por doble homicidio triplemente agravado por haber mediado violencia de género, por el vinculo (tenía una relación con Cristina Iglesias, era su pareja) y por alevosía (en el caso de Ada).

"Nunca vi a alguien con semejante capacidad de desprecio a la vida. No demostraba arrepentimiento. Relató todo con frialdad, jamás se quebró, nunca mostró algún síntoma de haber tenido sentimientos, contó la forma en como las acuchillo", recuerda Lizardo.

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