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"Ahora vamos a intentar seguir viviendo y disfrutando de la vida"

REGIÓN. Después de dos años de una intensa lucha, Carolina García pudo encontrar "algo de paz". El Tribunal Oral en lo Criminal Nº3 de Lomas de Zamora condenó a cadena perpetua al asesino de su marido.

Carolina García respira aliviada. Después de dos años de inmenso dolor pudo encontrar “algo de paz”. El Tribunal Oral en lo Criminal Nº3 de Lomas de Zamora condenó a cadena perpetua a Osvaldo “El Uruguayo” Pintos por el crimen de Mariano Sartorato, el hombre que fue asesinado de un tiro en la cabeza al defender a su esposa durante una entrada.

La sentencia estuvo en línea con la pena que pretendía la familia y la que había pedido la fiscal, Laura Alfaro. A la salida de la sala de audiencias, entre lágrimas, Carolina aseguró: “Hoy empieza una nueva etapa en mi vida y puedo dormir en paz porque se hizo justicia (…) A Mariano no me lo van a devolver así que yo tengo que seguir por mis hijos”.

A Sartorato, empleado de la empresa Hewlett Packard, lo mataron el 19 de septiembre de 2017 a metros de su casa en Frías al 2600, en la localidad de José Mármol. Esa noche, su esposa había llegado con sus dos hijos, de 5 y de 2 años, para festejar el cumpleaños del más grande, y dos asaltantes la sorprendieron para intentar meterse en su domicilio.

“¡Nos están robando!”, gritó la mujer. Fue entonces cuando Mariano, su cuñado y su suegro al escuchar los ruidos bajaron para ayudarla. Los ladrones, en medio de la situación, intentaron escapar, los hombres los corrieron para atraparlos, y durante un forcejeo Pintos extrajo el arma que llevaba consigo y le disparó en la cabeza a Mariano.

Los jueces del TOC Nº 3 encontraron al “Uruguayo” culpable de los delitos de “robo doblemente agravado por su comisión con armas y en poblado y en banda” y “homicidio agravado criminis causae consumado mediante el uso de arma de fuego”.

Carolina cuenta que “fue muy difícil estar sola todo este tiempo” con los nenes. “Aprendí a vivir el día a día, a saber que te caés todos los días y que te tenés que levantar y sonreír por tus hijos”, relata con una tranquilidad impensada luego de todo lo que le tocó pasar.

Como secuelas del dolor, durante todo el proceso llegó a perder 20 kilos y se encuentra bajo tratamiento psicológico. Según contó, como sus hijos son chicos, guardó fotos, documentos y recortes de diario para contarles la historia a sus hijos en un futuro.

“Ahora vamos a intentar seguir viviendo, disfrutando de la vida. Esta desgracia lo que me enseñó es disfrutar cada instante y estar con las personas que uno quiere”, sentencia. Mientras tanto cuenta que cierra “una etapa en su vida” para “abrir nuevas puertas

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