La Unión | LOMAS

“Nuestro objetivo es transformar este lugar de muerte en un espacio de vida”

miles de personas ya participaron de las charlas.

Mimí Di Gianni y Juana Campero, integrantes de la Mesa de Trabajo del ex Pozo de Banfield, hablaron sobre las recorridas informativas destinadas a escuelas e instituciones de los barrios.

La reapertura del Espacio para la Memoria donde funcionó el Pozo de Banfield permitió que miles de personas formen parte de las visitas informativas para escuelas e instituciones. Mimí Di Gianni y Juana Campero, integrantes de la Mesa de Trabajo, hablaron sobre la propuesta que organizan junto con el Municipio y la importancia de que se haga el juicio para condenar a los responsables de los crímenes de lesa humanidad cometidos en el excentro clandestino de la dictadura cívico-militar.

Desde marzo, y luego de algunas reformas, las instalaciones del espacio ubicado en Siciliano y Vernet quedaron en condiciones para desarrollar las actividades. “Hasta ese momento hacíamos los actos por el 24 de marzo, 16 de septiembre (Noche de los Lápices) y el 10 de diciembre (Día de los Derechos Humanos) con recorridos internos informales, pero el espacio no estaba abierto porque no teníamos agua ni instalaciones eléctricas. Con la puesta en valor hicimos el encuentro de reapertura que lo vivimos como una gran victoria y logro colectivo de la Mesa”, expresó Mimí.

en la mesa de trabajo participan miembros de diversas agrupaciones.

Escuelas, centros de jubilados, ONGs, trabajadores sociales, miembros del Conicet y universidades participan de las recorridas que incluyen un relato fílmico y auditivo sobre el centro de detención que también funcionó como maternidad clandestina (pasaron 24 embarazadas y hubo 10 partos).

“Empezamos teniendo visitas lunes y viernes, y ahora se está extendiendo porque la demanda es muy fuerte y todos los profesores quieren que su escuela participe porque lo ven en clase o la misma realidad les indica que tienen que pasar. Como acá estuvieron los estudiantes de la Noche de los Lápices, muchos jóvenes vienen con la curiosidad de saber más y conocer su historia”, expresó Juana, quien agregó: “Cuando un pibe viene, ríe, aplaude, pregunta, el lugar se invade de muchas cosas lindas y buena energía que es fundamental para contrarrestar el dolor y la muerte que hubo acá”.

Desde la Mesa indicaron que están muy cerca de llegar a las 3 mil personas y el objetivo para el futuro es sumar más propuestas como música, cursos, cine y una biblioteca. “Es transformar este lugar de muerte en un espacio de vida desde lo artístico, cultural y la dinámica social que tiene que ver con nuestra historia. En las charlas hablamos con los chicos que hay que tener dimensión de que la dictadura fue elaborada para imponer, desde el terror, un plan económico y cultural, consolidando el deterioro de la industria nacional y llevando a grandes sectores de la población a la marginalidad”, analizó Mimí.

Para que los visitantes tengan aún más dimensión sobre lo ocurrido en un lugar que fue el destino final de muchos detenidos-desaparecidos, es necesario que se hagan los juicios a los represores. “Nuestro objetivo es que definitivamente se juzgue la causa del Pozo, que arrancó con un solo acusado (Juan Miguel Wolk) y ahora hay 19. Supuestamente, el año pasado tenía que haber ido a juicio y no fue, y este año tampoco. Queremos utilizar todas las instalaciones como los calabozos y leoneras para mostrarle a la comunidad lo que ocurrió. Hoy estamos reducidos a la parte administrativa, que no es prueba en la causa”, remarcó Mimí.

“No podemos creer que el médico que atendía a las embarazadas esté en su domicilio de Quilmes viviendo tranquilamente. Son crímenes terribles que si lo hace cualquier ciudadano común tendría una condena pesada. Ellos tienen la condena social, pero falta la de la Justicia”, amplió Juana, y destacó: “Exigimos memoria, verdad y que la justicia sea aplicada para que los responsables no mueran impunes”.

En la Mesa de Trabajo del ex Pozo de Banfield participan miembros de agrupaciones de Derechos Humanos, políticas, sindicatos, estudiantes universitarios e integrantes de centros de estudiantes. “Somos un espacio diverso que siempre pone el hombro. A veces entramos a la mañana y nos vamos a la tarde porque tenemos doble turno. Los compañeros que vienen no tienen un sueldo, acá se suma cualquiera, participa y entre todos vamos armando este pedacito de la historia”, contaron ambas.

Al igual que en muchos Espacios para la Memoria, hay un vaciamiento del Gobierno y en cada reunión con la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia les dicen que no tienen presupuesto.

EL DOLOR EN LUCHA. El 30 de marzo de 1976, a seis días del golpe militar, Noemí Di Gianni fue detenida y llevada al Pozo de Banfield. Esa noche allanaron los domicilios de la familia y de su compañero Carlos Bertone. Estaba embarazada de dos meses y tenía una hija de diez meses. Luego fue trasladada a la Cárcel de Mujeres de Olmos, donde estuvo más de seis años presa. Desde hace tiempo forma parte del Sindicato de Trabajadores Municipales de Lomas.

Juana Campero estuvo detenida en El Campito con su mamá, papá, hermano y cuñada. Sus padres aún continúan desaparecidos. Actualmente está en la Dirección de Derechos Humanos local, a cargo de la Coordinación de la Memoria. Por su lucha y militancia, las dos fueron reconocidas por el Municipio con el premio Orgullo de Ser de Lo

Temas Relacionados