Pese a la crisis, el consumo de pastas se sostiene como tradición y alternativa económica
SONDEO SOBRE LA MÁS ELEGIDA POR EL CLIENTE. A pesar de la inflación, muchos vecinos las compran porque en la relación precio-sabor aún siguen siendo más convenientes que otros productos. Las fábricas de Lomas indicaron que la mayoría las eligen por ser fieles al clásico.
Las pastas en general y en cualquiera de sus versiones es un hábito histórico para los argentinos, quienes adoptaron este plato en las cocinas de todos los hogares, para los almuerzos o cenas de cualquier día. Esta comida típica a base de harina, agua, sal y huevo es un buen competidor para la carne, otro rubro de gran consumo en Argentina.
Diario La Unión llevó a cabo una recorrida por algunas de las fábricas de pastas más emblemáticas del centro de Lomas, las cuales generalmente se traspasan de generación en generación, para que cuenten sus sensaciones y en cómo les afecta la crisis económica del país, las preferencias de los vecinos a la hora de elegir la mercadería y el tradicionalismo del producto.
Manuel Rodríguez es encargado de sector en Las Delicias, ubicada en Loria e Italia, y aseguró que el aumento en los precios de la carne hizo que algunos clientes se decidan y se inclinen a consumir más pastas, pero de manera paulatina. “Las ventas no cayeron ni aumentaron, se mantuvieron estables. No se fijan tanto en el precio, sino en la calidad”. Héctor Dotta es el dueño de Pastichotti (Laprida y Sarmiento) y agregó al respecto que la gente que come pastas se diferencia de los que comen carne, pero que la crisis económica afecta a todos en general. “La venta es muy estacional, porque la mejor época es en invierno, cuando hace frío. El argentino es pastero, muy parejo con la carne”, indicó Guillermo Ledesma por parte de La Casona, situada en Boedo y Manuel Castro.
“Los productos que más se venden son los fideos tallarines y los ñoquis”, sostuvo Rodríguez cuando se lo consultó por las preferencias de los clientes de la zona. “La gente es distinta: el tradicionalista come siempre los mismos ravioles o fideos, mientras que hay clientes que les gusta variar para ir probando”, indicó Héctor Dotta, dueño del local Pastichotti, en donde se elaboran 10 gustos diferentes de ravioles, como por ejemplo de ricota, de pollo y jamón, de roquefort, de calabaza y hasta de espinaca con seso.
Todos los consultados coincidieron al catalogar el domingo es el día con mayor movimiento y trabajo en el negocio, ya que es ideal para comer pastas debido a la unión de la familia y la costumbre de almorzar o cenar en compañía.
“La descendencia italiana tira, me gustan y no las cambio por nada. Mi marido y mi nieta son felices cuando cocino pastas”, aseguró Ana María Sortino, una de las vecinas que decidió comprar ravioles de verdura para el almuerzo del día. “Me inclino más por los fideos simples, como los tallarines o spaghettis”, contó sobre sus gustos la señora Norma Rodríguez, otra de las amantes de los productos elaborados de manera casera.
Cuando se les consultó sobre la popularidad de dicha comida a nivel mundial y el por qué es tan elegida, Héctor Dotta explicó que es muy nutritiva y muy sencilla de cocinar, ya que no demanda tiempo, esfuerzo o conocimiento. Ledesma se sumó para afirmar que la pasta es una comida que se complementa muy bien con otros productos muy conocidos, como el tuco, el queso, el pesto, manteca o aceite.
El encargado de una de las sucursales de Don Cotrone (Fonrouge al 100), Carlos Paranetti, destacó la venta de los sorrentinos por su sabor y composición con muzzarella y jamón, al tiempo que recordó a una de las emblemáticas fábricas de pastas en Lomas, allá por los ‘50: “Si hablabas de comer fideos o ravioles, había que ir a ‘La Bella Italia’, muy famosa por sus productos