Lula vuelve al Gobierno de Brasil como ministro
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Lula será finalmente jefe de la Casa Civil y ocupará un lugar de privilegio en la presidencia de Rousseff.
El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva aceptó ser el jefe de Gabinete de la mandataria Dilma Rousseff, con quien acordó su incorporación al gobierno, en una reunión que ambos mantuvieron hoy y que continuó al extenso encuentro de ayer, lo que termina con la serie de versiones sobre la inminente llegada del ex jefe del Estado al Palacio del Planalto.
Lula será jefe de la Casa Civil, según informó el jefe de la bancada del oficialista PT en Diputados, Afonso Florence, el primero que confirmó lo que la mayoría de los medios daba por hecho.
Con esta incorporación, Lula tendrá una situación de cierto privilegio en el caso que investiga maniobras de corrupción en la estatal Petrobras, porque la causa en su contra deberá ser mudada de la justicia común a la Corte Suprema.
Lula y Rousseff se reunieron ayer por cinco horas en el Palacio de la Alvorada, sede del Ejecutivo, y continuaron hoy esas conversaciones, seguramente para decidir cual sería el lugar en el gabinete del ex mandatario, que finalmente reemplazará a Jaques Wagner.
Algunas versiones de medios locales previas señalaban que Lula podía sustituir a Wagner para actuar como la mano derecha de Rousseff o al secretario de la Presidencia, Ricardo Berzoini, para hacerse cargo de las negociaciones entre el Gobierno y el Congreso.
En la charla de hoy estuvieron también los titulares de Hacienda, Nelson Barbosa, y de Educación, Aloizio Mercadante.
La de Lula será la primera vez que un ex presidente brasileño asume un cargo como ministro de uno de sus sucesores.
"Tendremos un ministro con larga experiencia para ayudar al país" y la decisión ha sido tomada "única y exclusivamente con el objetivo de poner fin a la crisis" política y económica, destacó el legislador Florence, que rechazó que Lula pueda obstaculizar las investigaciones que tramitan en tribunales en su contra o aquellas que afectan a otros funcionarios del Gobierno o parlamentarios del PT.
"Fue con Lula en el Gobierno que se fortalecieron el combate a la corrupción e instituciones como la Procuraduría General, que obtuvo la autonomía que tiene hoy para investigar", declaró.
Casi en paralelo a su charla con Lula, Rousseff rechazó "con vehemencia e indignación" las denuncias en su contra realizadas por el senador oficialista Delcídio Amaral, quien la acusa de intentar frenar las investigaciones sobre el escándalo de corrupción en Petrobras.
"La presidenta de la República, Dilma Rousseff, repudia con vehemencia e indignación los intentos de involucrar su nombre con una iniciativa personal del ministro Aloizio Mercadante, en el episodio relativo a la divulgación hecha hoy", señaló un comunicado, citado por la estatal agencia Brasil y DPA.
Según Amaral, Mercadante, actual ministro de Educación y uno de los políticos más cercanos a Rousseff, fue grabado ofreciéndole dinero, apoyo político e incluso una intermediación ante el Poder Judicial a su favor, a cambio de que no firmara la delación premiada divulgada ayer, que provocó un terremoto en Brasilia.
Amaral hizo las declaraciones en el marco de un acuerdo de colaboración con la Justicia, cuando estaba detenido acusado de interferir en las investigaciones sobre el caso Petrobras.
El senador del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) estuvo preso casi tres meses después de ser grabado ofreciendo dinero y un salvoconducto para salir del país a un ex director de Petrobras que está encarcelado.
El comunicado de la Presidencia no alude a ninguna de las otras acusaciones que Amaral hizo contra la presidenta, a quien acusó de interferir directamente con el fin de perjudicar las investigaciones y beneficiar a implicados en la trama que desvió millonarias sumas de la petrolera esta