¿Te acordás de Nicolino?
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Hizo del boxeo un arte. Un showman en su veteranía. Cosechador, mandadero, lechero en su niñez. Comunicable arriba y abajo del ring, sin contaminación producida por la fama, ni el dinero, ni la gloria. Locche, sólo Locche.
Por Daniel Geller
Alguna vez le escuchamos contar una de las cientos de anécdotas que lo pintaban de cuerpo entero. “Los pibes siempre me han gustado, la niñez es la cosa más indefensa del mundo”, aseguró en una oportunidad.
“Io”, como lo apodaban, estaba en plena euforia luego de volver de Japón (había conquistado el título Superligero ante el agresivo hawaiano Paul Takeshi Fuji en el noveno round, a los 29 años y con más de 105 peleas en el campo profesional. Como con Pascualito en 1954 y Accavallo en 1966, había que madrugar para imaginarse la pelea a transistores desde Tokio y... sufrir), cayó un día en un boliche por la calle Las Heras con unos amigos. De ese día surgió una anécdota que nadie puede olvidar.
“Cuando voy a entrar, veo en la puerta a un pibito, todo muerto de frío, durmiendo acurrucado. Te juro que me estremecí. Me sentí impotente. Lo único que hice fue sacarme una campera que tenía puesta y que había traído desde Oriente. Lo arreglé, lo tapé con ella. Ese día me dio bronca de la pobreza, de la niñez y me da más bronca porque el pibe ni siquiera iba a poder decir que esa campera se la regaló Locche, pues seguro que el viejo, al otro día, la vendió para comprar vino y mandó otra vez desnudo al pibe a vender diarios”, contó en otro momento, con un corazón más que solidario que no sabía mirar para un costado.
Fue grande Nicolino, un tipo bueno, sensible por ayudar al prójimo, por tender una mano. Un hombre que se estremecía hasta las lágrimas, cuando llegaba a Mendoza o Buenos Aires tras cada combate, y la gente lo erigía como ídolo, apoyándolo siempre, ganando el título en Tokio o perdiendo en Maracay.
Nicolino murió de un paro cardíaco a los 66 años (el 24 de agosto de 2004 fue la última vez que apareció en los medios, cuando recibió en su casa el cinturón de campeón mundial), será por siempre el “intocable” y vivirá eternamente en el corazón de su pue