El juicio al capitan del Costa Concordia llegó a la Corte Suprema
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Francesco Schettino, condenado a 16 años y un mes por el naufragio del crucero en el que murieron 32 personas, logró que su apelación llegue al máximo tribunal.
El Tribunal Supremo italiano revisa desde este jueves la condena a 16 años y un mes al capitán del crucero Costa Concordia, Francesco Schettino, cuyo barco naufragó en enero de 2012 en Italia y en el que murieron 32 personas, y la sentencia definitiva llegará previsiblemente a finales de mayo.
El caso llegó al Supremo tras el recurso presentado por el abogado del comandante, Saverio Senese, que considera demasiado dura la sentencia a 16 años y un mes que fue confirmada en la apelación.
La fiscalía también apeló al haber visto rebajada su petición de 27 años de reclusión.
Los defensores de Schettino argumentaron siempre que el capitán evitó una tragedia mayor de la ocurrida con su maniobra de acercamiento a las costas de la isla del Giglio tras impactar con un escollo.
Schettino fue condenado el 11 de febrero de 2015 a una pena de 16 años y un mes por el delito de naufragio culposo, homicidio culposo, abandono de la nave y por no haber informado inmediatamente a las autoridades portuarias de la colisión contra el escollo que provocó el accidente.
El comandante, de 56 años, no está en prisión ya que no es aún una condena en firme y porque los magistrados han considerado que no existe peligro de fuga, consignó la agencia EFE.
En este tiempo Schettino permaneció en su residencia de Meta di Sorrento, en la provincia de Nápoles, y escribió un libro, "Le veritá sommerse" (Las verdades sumergidas), en el que reconstruye los hechos.
Los hechos se produjeron la noche del 13 de enero de 2012 cuando el crucero, en el que viajaban 4.229 personas, encalló frente a los rocosos acantilados de la isla toscana del Giglio, adonde se acercó para "saludar" siguiendo una tradición marinera.
Por el hecho murieron 32 personas y 64 resularon heridas, además de dejar los restos del barco durante dos años varados ante la isla de Gig