“Jugar con fuego”, una puesta en escena que rompe con lo clásico
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Esta puesta, dirigida por Rodrigo Mujico y protagonizada por cuatro actrices, transita en un espacio reducido, con un público conformado por 15 espectadores, cerca de los protagonistas. El domingo, en Temperley.
Este domingo en el Teatro de las Nobles Bestias de Temperley sale a escena “Jugar con Fuego”, de August Strindberg, en versión de Mónica Benavidez y con dirección de Rodrigo Mujico, en su última presentación del año. Esta puesta rompe con el formato clásico y sólo es presenciada por 15 espectadores en la antesala del espacio principal del teatro, con la intención de que el público viva la tensión de los propios protagonistas. Esta obra se adentra en un juego perverso al límite del deseo y lo prohibido entre una pareja y su amiga; donde la pasión frenética funciona como motor; la violencia como pulsión vital; el erotismo como antídoto para escapar al hastío de lo cotidiano; y los celos como estímulo imprescindible para el matrimonio. Gracias al juego aflora, sobre todo, esa inquietud ante la posibilidad de perder al ser querido. Y el amor, que inmediatamente volverá a ahogarse. De dudosas reglas se juega, hasta donde las llamas pueden llegar a quemar. “El director busca trabajar en espacios reducidos y que el espectador esté cerca de la acción. La iluminación no es muy teatral, es muy fuerte, es muy dura. Puede generar mucha luz o mucha sombra, según donde esté el espectador”, comenta Lucía Manrique, una de las integrantes del elenco, sobre el trabajo de Rodrigo Mujico, el director de la obra. Este juego de la iluminación y la presencia cercana del púbico hace que el espectador perciba distintas sensaciones según su ubicación, que puede redescubrirlas presenciando una nueva función. Además, el director prescinde prácticamente de utilizar escenografía para dar con la estética propia de esta obra. “Es un espacio muy despojado, lo único que hay en escena en una silla y una escalera, no hay utilería. El único elemento escénico es una guitarra que utiliza una de las protagonistas para interrumpir las acciones con canciones de punk rock del grupo 2 Minutos”, acota la actriz. La obra es una adaptación que conserva parte de la original y tiene modificaciones significativas. “La obra rompe con lo clásico y tiene sólo los personajes principales de la obra. Además, en la original, son hombres y mujeres y acá somos todas mujeres. Los textos son iguales, pero se buscó un vestuario actual y respetar el estilo de cada actriz”, explica. Lucía Manrique es integrante de la compañía Las Hijas de Pandora, junto a Martina Cordara, y también es profesora de los talleres de teatro La Jugada. Según cuenta, fue una aventura artística meterse en esta obra. “Para mí fue un gran desafío, venía de hacer mucha comedia, mucho clown. Acá trabajamos con otro tipo de emociones, es mucho más dramática”, cierra.