¿Vuelve el fin del mundo?

POR Micaela Gómez

Los habitantes de la Tierra hemos pasado por múltiples mitos apocalípticos con distintas explicaciones, la mayoría de ellas profecías de antiguos ancestros, que por suerte nunca llegaron a suceder. El fin del mundo se venía en 2012 y lo pasamos, también el cambio de milenio y todas las incógnitas que conllevaba para el mundo digital, todavía incipiente en aquella época. Hoy lo que preocupa a los científicos y a la comunidad es el hecho de que la Tierra se aproxima a una nueva inversión de los polos magnéticos. ¿Qué pasaría si de pronto un día te encontrás con que el Norte y el Sur están invertidos? A priori pensaríamos que en la vida cotidiana no nos afecta pero, para la estructura del planeta, esto podría ser devastador, ya que el proceso podría durar cientos y cientos de años. La Tierra posee diversos mecanismos naturales para protegerse de las radiaciones solares que podrían cambiar con esta polarización, como también todas aquellas infraestructuras eléctricas y electrónicas que los hombres crearon con el sistema tal cual es conocido hoy en día. A 3 mil kilómetros bajo la superficie se encuentra un núcleo compuesto por metales líquidos que generan un campo magnético invisible que nos protege de la radiación y de las partículas que vienen del espacio. Durante la inversión magnética ese blindaje se debilita y sólo tenemos un 10% de la fuerza de ese escudo. Este fenómeno no es nuevo ni único, es algo que pasó varias veces a lo largo de la historia de la Tierra. Se calcula que cada 250 mil años aproximadamente, el campo magnético bipolar -Norte/Surdel planeta se debilita y cambia de dirección. Lejos de los cálculos, la inversión se produjo hace 780 mil años y ocurrió en menos de 100 años, todo según la teoría. Ahora resulta que la intensidad del campo magnético está disminuyendo rápidamente por lo que los científicos predicen una inversión “inminente”. ¿Cabe preocuparse tanto por una fecha que podría ser dentro de cientos de años? En 2003 sucedió un “anticipo” de este fenómeno en lo que fue conocido como la Tormenta de Halloween en Suecia, donde hubo apagones locales en la red eléctrica y, al mismo tiempo, se pudieron ver auroras boreales en Florida y Texas cuando grandes erupciones solares estaban azotando la magnetosfera y la capa no podía frenar las consecuencias. Las aerolíneas tuvieron que redirigir las rutas polares y el sistema de navegación por GPS en la aviación estuvo fuera de servicio durante 30 horas. Además, un satélite japonés quedó parcialmente dañado. Los cambios están ahí, pero quizá tarden mucho en llegar. O no. Será cuestión de confiar que las grandes mentes del mundo puedan prever el suceso y buscar una solución para cuando llegue. A no entrar en pánico.