La Fontanella: la confitería napolitana que mantiene la tradición familiar en Temperley
ejemplo de responsabilidad y respeto por el trabajo.
Desde 1983, este comercio mantiene intacta la calidad y la frescura de sus productos, algo que dejó marcado Don Carlos, el italiano que creó este lugar que hoy está a cargo de sus dos hijos.
El trabajo, la responsabilidad y la unión familiar son los conceptos principales que dejó como legado el recordado pastelero oriundo de Napolés, Don Carlos al fundar la confitería La Fontanella que desde hace 35 años es un emblema italiano en el corazón de Temperley (Eva Perón 761).
Mario y Carmelo Fontanella son los hijos de Don Carlos que hoy están a cargo de la confitería napolitana tan reconocida en la zona por su especialidad: la sfogliatella, una tradicional factura de hojaldre con un relleno especial de crema pastelera.
La fábrica de sfogliatella fue el comienzo del negocio que siempre fue familiar ya que trabajan junto a Don Carlos Fontanella su esposa y sus dos hijos.
“Mi papá llegó de Napolés después de la guerra como tantos inmigrantes de la época y siempre se especializó en pastelería, primero fue empleado y luego fundó el local en su casa que hoy es nuestra sede central de Temperley”, recordó, Mario sobre los inicios de su padre en el oficio.
La fábrica de sfogliatella fue el comienzo del negocio que siempre fue familiar ya que trabajan junto a Don Carlos Fontanella su esposa y sus dos hijos.
“Todos aprendimos de él el oficio. En su momento llegamos a convertirnos en la fábrica de sfogliatella más importante y luego comenzamos con la confitería que era algo novedoso en la zona”, contó Mario, quien además resaltó que comenzó a trabajar junto a su padre cuando tenía apenas 15 años.
Así, La Fontanella se fue convirtiendo en un espacio de unión entre los italianos de la zona porque siempre se destacaron por hacer productos típicos de ese país. “Aún tenemos hijos o nietos de esos clientes que venían en esa época y para nosotros es un orgullo”, destacó Mario que auguró que este legado continúa con sus hijos y sobrinos. “Ellos ya son parte de este lugar y van a ser la tercera generación que seguirán defendiendo los valores de este lugar”.
“Todos aprendimos de él el oficio. En su momento llegamos a convertirnos en la fábrica de sfogliatella más importante y luego comenzamos con la confitería que era algo novedoso en la zona”, contó Mario
Desde aquel emprendimiento en el que sólo trabajaban cuatro personas hasta hoy que tienen una planta con 18 empleados en total y una sucursal en Las Lomitas, el crecimiento se ha basado en puro esfuerzo.
“Sigo trabajando más que antes, este lugar es como un amor incondicional, es como tener un hijo más y además lo tomo como una forma de vida. Mi mamá hoy tiene 94 años y sigue recordando aquellos momentos de trabajo en familia”, cerró Mario orgulloso, junto a su hermano Carmelo.
MÁS INFO. El objetivo familiar siempre fue respetar el concepto de trabajo, calidad, y responsabilidad que fue inculcado por Don Carlos Fontanella, su fundador.
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