“No esperábamos toda esta repercusión, ¡armamos un lío!”
El bodegón casi está lleno y el secreto, dicen, está ?en el trato directo con la gente? .
Carlos y Gustavo, los dueños del restorán “Mingo”, invitaron a comer a una mujer que revolvía la basura. Una clienta lo posteó, el mensaje se viralizó y alcanzó hasta ayer 45 mil “Me gusta”. Ellos todavía no lo pueden creer.
No es fácil hacerles una entrevista a Carlos y a Gustavo, los dueños de “Mingo”, un bodegón inspirador de la calle Gorriti al 400. La gente los viene a saludar, les reclaman un abrazo, les dicen “riquísima la comida”. Así, una y otra vez. De repente, se paran y sirven un plato o acercan una torta a una mesa porque se celebra un cumpleaños. Saludan a cada cliente, casi siempre con un beso. Siempre atentos, siempre listos.
Pero ahora saben además que causaron una revolución total en las redes sociales. Una clienta, Romina Cabrera, publicó en Facebook una situación que vivió en el restorán: una señora revolvía la basura, y cuando la vieron desde la casa de comidas, la invitaron a pasar a sentarse y le sirvieron pollo con papas, como una clienta más. Esta publicación tuvo hasta ayer 45 mil “Me gusta”, 10 mil comentarios y fue compartida casi 28 mil veces.
“Acá es común que suceda esto. Pasa mucha gente y teniendo la posibilidad de ayudar lo hacemos, pero una clienta se sensibilizó y lo subió a Facebook”, dice Gustavo Valdez (48), todavía sorprendido. “No esperábamos toda esta repercusión, ¡armamos un lío! Nunca pensé vivir esto, soy un pibe de barrio”, agrega.
Carlos Presta (75), todos lo conocen por Mingo, agrega: “Para nosotros es algo normal. De hecho la gente nos alienta a colaborar. A la noche se sientan dos o tres personas todas las noches. En un momento hubo cola afuera”.
La noticia traspasó las fronteras y llegó hasta Australia, desde donde llegaron mensajes de apoyo. Es que las últimas semanas fueron muy emocionantes para ellos. El restorán recibió la distinción Orgullo de Ser de Lomas, también fue destacado por el Municipio en el área gastronómica, a raíz de la calidad de la comida y los comentarios de los clientes, y ahora este revuelo. “En un mes recibí por lo que hicimos toda la vida”, resume Mingo.
El secreto, aseguran, está en el “trato directo con la gente”. “Llama la atención que los dueños estén preguntando, pasando por las mesas, pero es lo que nos gusta. Si Mingo pasa, te pregunta y no te gusta la comida, no te lo arregla, te hace otra comida. A la gente le llama la atención esa locura”, destaca Gustavo, quien lo acompaña desde hace siete años.
Las anécdotas no paran de brotar. “Hace unos días un señor no tenía efectivo, y nosotros aceptamos tarjeta de débito, pero no de crédito. Quería dejar el documento y le dije: ‘Andá, después me lo pagas’. El hombre pensó ‘no puede ser, estos son unos marcianos’. Vino al otro día, pagó, agradeció y dijo que nunca le había pasado esto. Son pequeñas cosas a las que estamos desacostumbrados”, asegura Gustavo.
“Mingo” es una gran familia y el caso de Ismael lo confirma. Es un cliente de 94 años que va a diario al restorán en colectivo desde Remedios de Escalada: “Los días de frío, lluvia y humedad le bajamos el precio de la comida y le pagamos un remis por cuenta nuestra. Pero él tiene orgullo, y dijo ‘lo pago yo’. Entonces le bajamos el precio del plato y él paga el remis”.
A “Mingo” van políticos, jugadores de fútbol, periodistas, famosos. Llegan vecinos de General Rodríguez, Tigre, San Miguel del Monte, Cañuelas, San Vicente y crecen con la mejor publicidad, que es la recomendación del clie