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Colegio Nacional: los acusados de maltrato y acoso pidieron ser trasladados

escándalo. Son los docentes que fueron mencionados con nombre y apellido por un grupo de alumnas durante el acto de egreso. El rector informó que se irán a otras dependencias de la UBA para "facilitar" la investigación de las denuncias.

El rector del Colegio Nacional Buenos Aires, Gustavo Zorzoli, anunció que los docentes acusados de haber acosado a alumnas de la institución pidieron su traslado a otros destinos dentro de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

El escándalo se desató el último jueves, cuando un grupo de exalumnas denunciaron a varios docentes y personal del colegio de haberlas acosado y maltratado, al hablar durante el acto de entrega de diplomas en el Aula Magna del Colegio.

“Les informamos que tanto el regente de Estudios como el Regente General y hoy, el Regente del Turno mañana y el subjefe del Departamento de Matemática han solicitado su traslado a otra dependencia de la Universidad de Buenos Aires a efectos de facilitar la investigación en curso”, dice la carta que el rector les envió a las familias de los alumnos.

La UBA anunció que comenzaría a "tramitar las denuncias formuladas y en caso de corresponder, iniciar las actuaciones sumariales" a las autoridades y docentes denunciados.

El jueves, durante el acto de entrega de diplomas, un grupo de chicas denunció que el acoso y el maltrato eran algo habitual. Las jóvenes mencionaron con nombre y apellido a quienes acusaron y hablaron de manoseos y proposiciones sexuales, situaciones habrían comenzado cuando ellas tenían entre 13 y 15 años. “Ya no les tenemos miedo a sus sanciones ¿Qué piensan cuando se jactan de la supuesta excelencia que corre por estos claustros?”, sostuvo una de las egresadas al leer el documento que elaboró un grupo de alumnas.

“¿La violencia institucional también es uno de los pilares sobre los que se asienta el prestigio que reviste a esta aula magna? Es evidente que no tienen una respuesta a estas preguntas porque nunca quisieron planteárselas. Hacerlo implica cuestionar sus lugares de poder y aceptar sus falencias como educadores. No habernos escuchado fue una decisión política que hoy ya no pueden tomar”, expresaron.

Con un pañuelo verde en su muñeca, la joven continuó: “No vamos a tolerar que naturalicen sus prácticas violentas ni que sean cómplices por omisión de aquellos que las llevan a cabo. No vamos a tolerar que cuestionen nuestro modo de vestir, que nos humillen y expongan, que desoigan y minimicen nuestros reclamos