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Mito o realidad: ¿es posible el erotismo en la vejez?

en tiempos donde cada vez más los modelos de belleza están asociados a la juventud. Alejandra Tallarico, psicóloga y sexóloga de Lomas, analiza cómo opera lo social y asegura que esta etapa vital se puede vivir con plenitud.

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“Es cierto que hay cambios biológicos, pero el deseo no muere”, sostiene.

En tiempos donde el consumo reina, Alejandra Tallarico, psicóloga y sexóloga de Lomas, busca derribar prejuicios y romper con aquellos modelos sociales y culturales enraizados, como el que asocia la vejez a la negación del deseo y el goce. En charla con La Unión analiza esta problemática.

-¿Qué entendemos por sexualidad? ¿Es el coito? ¿Sólo eso?

-“No, somos sujetos sexuales, todo el tiempo existe sexualidad, ahora, entre nosotros, en esta charla. Es algo mucho más complejo y es un error pensar lo sólo en torno a lo genital”.

-¿Creés que se puede conservar el erotismo en la vejez?

-Estamos acostumbrados a ver que los cuerpos bellos son los únicos que pueden permitirse el erotismo, de hecho, rechazamos la visión de los adultos mayores tocándose, o simplemente rechazamos que digan que tienen deseos sexuales; caso en el cual pensamos que son perversos, ‘viejos verdes’, ‘viejas locas’ etc. No creemos que las personas de, por ejemplo, más de 50 años tengan deseos y, si es así, les negamos el derecho a ejercer su sexualidad, porque sentimos que en los feos, los fláccidos o los panzones, toda demostración de sexualidad atenta contra el buen gusto.

-Pero también hay jóvenes fláccidos y panzones…

-En mi consultorio es bastante frecuente que mujeres jóvenes, que no se sienten atractivas, me digan que han disminuido la calidad y cantidad de sus encuentros sexuales para no exhibir sus cuerpos. Son bellas, pero no se sienten así por la búsqueda de esa perfección estereotipada a la que son sometidas y, de a poco, van perdiendo el deseo sexual, o al menos lo creen perdido.

-Pero esto también le puede pasar a los varones, sean jóvenes o no.

-Sí. Sólo que la sociedad es más benévola con ellos que con ellas. Si un señor gordo se pone un short nadie se horroriza, pero si una mujer lo hace provoca rechazo. Un hombre con canas será calificado como un “viejito interesante”, pero ella como “una vieja chot...”. Lo primero que se le pregunta a un hombre de su nueva conquista es si “está buena”, y si bien las mujeres pueden preguntarse esto también, no es una fuerte condición de elección que él “esté bueno”. Esta disparidad se mantiene en la adultez.

-Pero entonces, ¿se puede vivir a pleno como en la juventud?

-Es cierto que hay cambios biológicos como los hormonales, los tiempos de latencia, etc. pero el deseo no muere, y el que diga lo contrario es que no se está permitiendo desear por la razón que sea. La sexualidad tiene que estar fuera de lo considerado “necesidad” y ser pasado al plano de lo “deseado”,  pero no como algo natural y, por ende, biológico, sino como algo metafórico, que hace metáfora en el cuerpo y en la fantasía.

-¿Será por esta razón que los hombres mayores buscan mujeres jóvenes?

-Las elecciones son sociales, atávicas y también son aprendidas. La mayoría de las mujeres adultas mayores o no, no se sienten con derecho a ser deseadas si no encajan en los estereotipos y justifican que ellos busquen mejores opciones.

¿Querés decir que permiten la infidelidad?

-Quiero decir que no lo permiten y quizás no lo perdonen, pero sienten que se lo merecen. Los prejuicios, como te dije, son atávicos, sociales, religiosos y nos dominan, a menos que los enfrentemos con inteligencia. En mi consultorio muchas mujeres lloran porque han sido dejadas por sus esposos y se sienten responsables de eso porque ya no son todo lo bellas que se debe ser.

¿Las mujeres jóvenes aceptan a los adultos mayores para tener sexo?

-Depende de las circunstancias. Por un lado dicen ‘me da asco’, ya que les han enseñado que las arrugas y la falta de tono muscular es desagradable, pero por otro lado puede haber conquistas sociales valoradas que rodeen a un hombre, que lo hagan interesante, entonces el cuerpo pasa a formar parte de un combo en el que su fealdad se diluye. Que Anthony Queen, el famoso Zorba el griego, haya tenido un hijo a los 80 con una mujer de 33, no armó tanto revuelo como el que hubiese armado el que un hombre de 33 adoptase un hijo con una mujer de 80.

¿Por ejemplo que el hombre tenga dinero es un factor de atracción?

-Que un hombre tenga dinero le supone completud, éxito, logro y además es una promesa de bienestar, pero esa posibilidad no es la única, es decir, el hombre puede ser un referente en un determinado tema, tener un reconocimiento social en cierta área y eso lo reviste de la libido de alguna mujer, aunque no tenga dinero. Esto significa que la mujer valora aspectos que trascienden lo físico.

¿Y si es ella la que tiene dinero funciona igual?

-No funciona igual. El deseo masculino está más atado al logro social que representa la belleza, que al dinero. No quiere decir que un hombre no pueda estar con una mujer por su dinero, pero es muy posible que no la ame, mientras que una mujer puede enamorarse. Recuerdo una película de China Zorrilla y Leonardo Sbaraglia, ella de 80 y pico y el de 26, donde ella, una millonaria que funge como mecenas de él, enamorada sin ser correspondida y llorando le dice ‘no te das cuenta que soy una chica de 15 años encerrada en un cuerpo de 80’.

Volviendo al erotismo de los adultos mayores ¿se puede vivir a pleno como en la juventud?

-Es cierto que hay cambios biológicos como los hormonales, los tiempos de latencia, etc. pero el deseo no muere, y el que diga lo contrario es que no se está permitiendo desear por la razón que sea. La sexualidad tiene que estar fuera de lo considerado ‘necesidad’ y pasado al plano de lo ‘deseado’, pero no como algo natural y, por ende, biológico, sino como algo metafórico, que hace metáfora en el cuerpo y en la fantasía.

¿Y cómo se lidia con los cambios biológicos para poder disfrutar del sexo?

-Sacando el foco de lo genital y lo biológico para usar el cuerpo y el pensamiento como vehículo de goce. Cuando el pene no se erecta y la vagina se seca y la penetración duele, hay que recurrir al erotismo. Claro que también hay medicación que puede ayudar y muy bien, pero si no hay permiso para el erotismo, no hay medicación que valga. Si hubiésemos aprendido a ser eróticos no nos importarían tanto nuestros genitales. Como decía Fromm ‘amar es un arte’ y no todos son artistas, pero todos pueden pintar un cuadro alguna vez o escribir unos versos, aunque no sean magistrales.

¿Qué les recomendás a tus pacientes adultos que vienen a consultar por esta problemática?

-Primero es raro que un adulto mayor se acerque por esa razón, son los adultos jóvenes los que más consultan, pero si ocurre que un adulto mayor se anima y, mejor aún, si es la pareja la que viene a consulta, trabajo con una orientación cognitivo conductual, ya que no se trata de análisis sino de una terapia sexual, enfocada, que es diferente al análisis individual que se encara con un objetivo más general. Ayudo a las parejas a encontrar alternativas y si la consulta no es en pareja, ayudo al adulto a reencontrarse con su cuerpo, a descubrir que tiene zonas no exploradas ni por sí mismo o misma o ni por sus parejas.

Pero la masturbación es genital y antes hablaste de prescindir de lo genital...

-Hay muchas alternativas. La masturbación y el erotismo pueden incluir o no lo genital y pueden incluir genitales en funcionamiento pleno o sin él. El cuerpo es una gran zona erógena nos enseñó Freud y no hay que menospreciar el poder erótico de las fantasías bien elaboradas, los besos bien dados, las caricias bien aplicadas, las miradas bien enfocadas y la comunicación bien practicada. Esto último especialmente.

¿Y cómo se lidia con los cambios biológicos para poder disfrutar del sexo?

-Sacando el foco de lo genital y lo biológico para usar el cuerpo y el pensamiento como vehículo de goce. Cuando el pene no se erecta y la vagina se seca y la penetración duele, hay que recurrir al erotismo. Claro que también hay medicación que puede ayudar y muy bien, pero si no hay permiso para el erotismo, no hay medicación que valga.  Si hubiésemos aprendido a ser eróticos no nos importarían tanto nuestros genitales. Como decía Fromm “amar es un arte” y no todos son artistas, pero todos pueden pintar un cuadro alguna vez o escribir unos versos, aunque no sean magistrales.

CÓMO CONTACTARLA. Alejandra Tallarico es licenciada en Psicología. Trata problemas sexológicos, y realiza terapia de parejas y análisis individual. Turnos al 1163678455. Mail a

psicologiaysexologiahoy@gmail.com

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