Mark Chapman, el asesino de John Lennon que "quería ser alguien"

mundos personales. A 42 años del asesinato del músico, el autor del terrible hecho rompió el silencio con polémicas declaraciones. 

El 8 de diciembre de 1980 fue una fecha que marcó la historia, siendo éste el último día de vida de John Lennon que murió asesinado en Nueva York por Mark Chapman, un desquiciado que era un fan del exintegrante de Los Beatles. 

La noticia corrió de inmediato por todo el mundo e invadió de tristeza a millones de seguidores del músico. 

A 42 años de aquel hecho, Mark Chapman confesó recientemente que los motivos del homicidio estuvieron impulsados porque "quería ser alguien y nada lo detendría".

Éste y otros dichos tuvieron lugar en sus últimas declaraciones frente a la junta de libertad condicional, donde agregó que tenía un "desprecio egoísta por la vida humana de consecuencia global", según reporta NME.

"Sabía lo que estaba haciendo y sabía que era malo. Sabía que estaba mal, pero quería tanto la fama que estaba dispuesto a darlo todo y quitar una vida humana. No voy a culpar a nada más ni a nadie más por traerme aquí. Esto era maldad en mi corazón. Quería ser alguien y nada iba a detener eso", continuó Chapman, justificando que matar a Lennon fue "su gran respuesta a todo": "Ya no iba a ser un don nadie".

Durante 2021, a Chapman se le negó la libertad condicional por duodécima vez. El homicida apeló sin éxito a la libertad condicional también un año antes, donde dijo: "Lastimé a muchas personas en todas partes y si alguien quiere odiarme, está bien, lo entiendo". Por su parte, en su apelación de 2018, confesó sentir "más y más vergüenza" cada año por culpa del crimen que cometió y detalló que "hace treinta años no podía decir que sentía vergüenza y ahora sabe lo que es la vergüenza".

El homicidio de Lennon a manos de Chapman tuvo lugar el 8 de diciembre de 1980 cuando el cantante y su esposa, la artista japonesa Yoko Ono, regresaban a su apartamento en la ciudad de Nueva York. 

Chapman luego permaneció en el lugar hasta que llegó la Policía y automáticamente se declaró culpable de asesinato en segundo grado. Fue condenado a cumplir una pena de prisión de veinte años a cadena perpetua y su próxima oportunidad de apelar será recién en 2024.

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