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“No me preparo para una pelea, me preparo para ser campeón del mundo”

con ideas claras y un sueño concreto.

Jeremías Ponce, con título argentino superligero y un invicto de 20 triunfos, es una promesa del boxeo nacional y tiene en claro su meta. “Todo estos logros forma parte del mismo camino hacia mi gran sueño”, remarcó.

Con un invicto que lo avala y un futuro que promete, Jeremías Ponce tiene en claro sus objetivos y camina a paso firme en el mundo del box.  Con 22 años, ya es campeón argentino superligero, suma 20 peleas ganadas y ninguna perdida, y es catalogado una de las promesas del boxeo nacional. Y todo esto lo vive con “naturalidad”, sin perder el foco de su sueño: ser campeón del mundo.

Formado en la Escuela de Santos Zacarías y oriundo de José Marmol, el joven boxeador tiene un futuro prometedor y es considerado por la prensa especializada como unas de las mejores aspiraciones de los últimos años. Pero eso no lo presiona. Él tiene en claro lo que quiere. “Más allá de lo que se dice, es mi sueño y eso es lo que me impulsa a dar el máximo. No lo tomo como una mochila porque es lo que quiero y trabajo para conseguirlo”, remarcó durante una charla con Diario La Unión.

“Sueño con ser campeón del mundo y estoy convencido que, en algún momento, lo lograré. Es mi gran objetivo y todo lo que consiga será parte del mismo camino. Yo no me preparo para una pelea, me preparo para ser campeón del mundo. Y para eso, la constancia es fundamental. Hace seis años que entreno y nunca dejo de hacerlo”, continuó, con una idea clara y sin tambalear, el hombre de Almirante Brown, que en octubre combatirá por el título sudamericano.

"Nunca había pensado en ser boxeador profesional, pero se fue dando de a poco y acá estoy. Todo comenzó porque me gustaba pelear en la calle y era quilombero (sic) y ahora no puedo vivir sin el boxeo, es parte de mi vida", remarcó.

Desde sus inicios como profesional en 2015, su nombre acaparó la atención de muchos y sus triunfos, 14 por nocauts, lo posicionaron entre los mejores. Además, ya cuenta con tres cinturones en su poder: el internacional IFB (que logró en Italia al vencer a Francesco Lomasto), el AMB Fedebol (lo defendió el viernes con otra gran exhibición de boxeo)  y, el más importante de los tres, el cinturón de campeón argentino, el cual logró tras vencer a Damián Yapur, transformándose así en el segundo campeón de la categoría más joven del boxeo argentino.

Y todo esto le llegó más rápido de lo que esperaba, casi sin imaginarlo. “La verdad es que nunca había pensado en ser boxeador profesional, pero se fue dando de a poco y acá estoy”, resaltó Ponce. Y este  camino que inició a los 14 años de manera recreativa porque -según contó- era “quilombero (sic)” y le gustaba “pelear en la calle”, rápidamente se transformó algo más serio, en su pasión. “Hoy no imagino mi vida sin el boxeo”, reconoció este joven que, a fuerza de victorias y nocauts arriba del ring, se hizo un nombre en el box y hoy tiene un sueño claro: ser campeón del mundo.

INTELIGENCIA Y EFICACIA. Jeremías Ponce, que es entrenador por Alberto y Patricio Zacarías y Andrés Piccaso en la Escuela de Santos Zacarías, conoce sus virtudes y destaca su inteligencia por encima del poder de sus golpes al momento de subir al ring, donde brilla por su técnica.

“Lo más importante es ser pensante, más allá que me gusta el cuerpo a cuerpo”, remarcó el boxeador, que reconoce no tener la “mano pesada” a pesar de los 14 nocauts que acumula en su ascendente carrera y pondera la eficacia que tienen sus golpes.

“Sé colocar bien los golpes y eso es lo más importante. Es mejor la eficacia que la fuerza. Mayweather es el claro ejemplo de eso”, señaló Ponce, el joven que se identifica con el “Chino” Maidana y “Látigo” Coggi, pero quiere escribir su propia historia en el boxeo y llegar a lo más alto de pugil