ENTREVISTA El entrenador habló sobre el mítico bar de España y Gorriti, el lugar que eligió para festejar el logro más importante de su carrera: la Copa Libertadores con Boca, en 2007.
Café París, un espacio gastronómico icónico para Lomas, cuenta con una rica historia que lo hace uno de los lugares más elegidos por los vecinos que aman el café. Por allí pasaron grandes personalidades y una de las más destacadas, sin dudas, es Miguel Ángel Russo.
En días en los que se habla mucho de él respecto a lo deportivo, con una semifinal por delante con San Lorenzo y algunos rumores periodísticos que lo vinculan con Boca, Miguelito se aparta por un momento de todo ese ruido, se relaja y charla con La Unión sobre el mítico bar lomense, en el que, por ejemplo, celebró la obtención de la Copa Libertadores del año 2007, el logro más importante de su carrera. "Llegamos de Porto Alegre a la madrugada, tras ganarle a Gremio la final, y esa misma tarde fui a Café París", recordó.
El reconocido entrenador supo vivir en el distrito y, pese a su dinámica vida en la actualidad, todavía es habitué del bar. En la charla reveló, entre otros detalles, su pedido favorito, recordó el festejo por aquella Libertadores que lo dejó para siempre en la historia grande del Xeneize y agradeció la atención y el cariño de sus amigos de toda la vida.
"A Café París voy cuando puedo. El tiempo con el que cuento es muy corto ya que mi vida es muy dinámica, pero trato de ir cada dos o tres meses. Si estoy en Lomas, voy allí a tomar un café puro porque me siento muy cómodo", empezó a contar Miguel Ángel Russo, dejando en claro el sentido de pertenencia que tiene con el espacio situado en España y Gorriti, donde juega de local cada vez que asiste.
Miguel supo residir en Lomas algunas décadas atrás: en los '80 vivió en Larrea, a dos cuadras de Yrigoyen (o Pavón, cómo la llama él), mientras que en los '90 se instaló en Colombres. Pero su unión con Café París se intensificó, sin dudas, en los 2000: "La crisis por la que pasaba el país, tanto políticamente como económicamente, era complicada. Café París fue un aliado para evitar esos problemas".
Miguel supo residir en Lomas algunas décadas atrás: en los '80 vivió en Larrea, a dos cuadras de Yrigoyen, mientras que en los '90 se instaló en Colombres.
"Lo que más gusta del lugar es que nunca te tomas un café en solitario, siempre hay alguien que te acompaña. En Café París hablo de todo: de fútbol, de política y de la vida, en una convivencia sana, agradable y de mucho placer", señaló a este medio y recordó, con una memoria más que envidiable, momentos en los que el lugar entregaba café a modo de cortesía y se armaban jornadas de baile, sobre todo los fines de semana.
En 2007, inmediatamente después de la obtención de la Copa Libertadores con Boca, Miguel eligió su lugar predilecto para poder festejar uno de los logros deportivos más importantes de su carrera como técnico. "Llegamos de Porto Alegre a la madrugada, tras ganarle a Gremio la final, y esa misma tarde fui a Café París. Me senté como siempre hice en toda mi vida, fue algo normal para mí y para mis amigos que estaban en ese momento en el bar".
Llegamos de Porto Alegre a la madrugada, tras ganarle a Gremio la final, y esa misma tarde fui a Café París. Me senté como siempre hice en toda mi vida, fue algo normal para mí y para mis amigos que estaban en ese momento en el bar
Rápidamente agregó: "Fue muy lindo ver a toda la gente que se acercaba a felicitarme por haber sido campeones". Por supuesto, no se olvidó de nombrar a su amigo Puky, quien fue el anterior dueño del espacio gastronómico.
"En Café París encuentro un espacio de tranquilidad. Por más que la gente pase, ahí me protegen y me cuidan: hay muchísimas cosas que mis amigos hacen por mí", cerró, con cierta nostalgia.