SENTENCIA Le disparó en el rostro al joven durante un allanamiento erróneo y le hizo perder un ojo. Recibió una pena condicional y un castigo administrativo.
Condenaron al policía que baleó y le hizo perder un ojo a un adolescente durante un allanamiento erróneo en Villa Centenario en 2020. Sin embargo, no irá a la cárcel.
El imputado es Daniel Antonio David, quien fue juzgado por dispararle en el rostro a Ignacio Seijas en una vivienda de la calle Rawson al 1800. El joven perdió la visión de un ojo en ese operativo, donde los policías se habían equivocado de casa.
Casi cinco años después del hecho, el caso se resolvió en un juicio abreviado. Si bien todo se encaminaba a un juicio oral, la víctima prefirió una modalidad más rápida, para evitar las desgastantes jornadas y tener que revivir el traumático recuerdo de lo que le tocó vivir.
El Tribunal Oral en lo Criminal Nº2 de Lomas de Zamora declaró al policía culpable del delito de "lesiones graves agravadas y vejaciones" contra Seijas. Sin embargo, no lo enviaron a la cárcel y le impusieron un castigo administrativo.
La pena impuesta fue de tres años de prisión de ejecución condicional, más la inhabilitación especial y absoluta por el doble de tiempo de la condena y costas del proceso.
En charla con La Unión, la madre de Ignacio, Marina Candia, había contado que su hijo "no quiere saber más nada" y que "quiere dar vuelta la página", ya que le quedaron serias secuelas y estaba recuperándose de su salud mental.
EL ALLANAMIENTO ERRÓNEO
Aquel 20 de junio de 2020, un grupo de 10 agentes del GAD de Lomas irrumpió en la casa de Seijas. Tenían una orden de allanamiento, pero para otro departamento, en el que buscaban electrodomésticos que habían sido robados de una escuela del barrio.
El joven, de tan solo 17 años, fue tirado al piso y pateado sin entender lo que sucedía. "Chorro de mier…", "Negro hijo de pu…", fueron algunas de las agresiones que los agentes repitieron en el operativo, según la familia.
La versión policial fue que el joven se acercó hacia uno de ellos con un cuchillo y que por eso le dispararon. Sin embargo, los familiares de Ignacio lo desmintieron: dijeron que el joven usaba el cuchillo como picaporte para abrir la puerta.
Desde entonces, Seijas comenzó un largo proceso de recuperación por las graves heridas. Sin embargo, su vida nunca volvió a ser la misma. Perdió un ojo y su estado de salud tuvo varias recaídas, con algunos intentos de suicidio incluidos.