homenaje A inicios de los '90, cuando Menem congeló los haberes en $150, Norma se convirtió en referente de los reclamos: por su coraje, simpleza y coherencia.
"Si el aumento no llega a venir para el 25 de diciembre, yo personalmente, mi vida no es nada, me voy a ahorcar en Plaza de Mayo", lanzaba irreverente y despiadada ante las cámaras de televisión. Frente al ajuste que aplicaba el menemismo en nombre de la famosa "convertibilidad", a inicios de los '90, irrumpía la figura Norma Plá, una jubilada de Temperley, que en poco tiempo se convertiría en una heroína de la lucha popular.
"No le quiero dejar a mis hijos y a los compañeros de los jubilados, a los hijos de los jubilados y a los nietos de los jubilados, lo que fomentamos nosotros. Porque eso lo fomentamos nosotros, los dejamos avanzar y avanzar, y acá están las circunstancias. Los jubilados vamos a hacer lo que voy a hacer", lanzó en esa misma nota ante un periodista anonadado.
"Siempre estoy detenida, pero no por ladrona ni por corrupta, sino por decirle la verdad a estos señores. Somos más pueblo que milicos, que no se olviden de eso".
Norma Pla aparece en escena en 1991, luego de que el presidente Carlos Menem iniciara un mordaz programa de privatización de las empresas públicas (telefonía, gas, luz, etc) y congelamiento de la economía y los salarios: en ello se fijó una jubilación mínima de $150.
Ante eso, los jubilados empezaron a salir todos los miércoles por la tarde a expresarse por un haber de $450, y con el tiempo, la constancia, coherencia y sencilles, Norma se convirtió en símbolo de la lucha, siempre en la calle, bancando los embistes represivos. Sostuvo durante cinco años de forma ininterrumpida sus protestas.
"Siempre estoy detenida, pero no por ladrona ni por corrupta, sino por decirle la verdad a estos señores que nos están apaleando constantemente, pero la vamos a seguir. Somos más pueblo que milicos, que no se olviden de eso", expresó en una oportunidad.
Norma tuvo más de 23 procesos judiciales por tirar huevos y harina al Congreso. Todos los miércoles, junto a su grupo de jubilados cortaban la Avenida Rivadavia: fue el primer corte de calles sistemático como forma de protesta en la Argentina, anticipando al movimiento piquetero. También reclamaba que el PAMI, obra social de los jubilados, sea conducida por sus propios beneficiarios.
Hacia 1996 su cuerpo dijo basta. Pidió que sus cenizas fueran esparcidas en Plaza Lavalle (Congreso), donde pasó tantas jornadas de lucha.
HOMENAJE
Una de las salas del Instituto Municipal de Discapacitados y Personas Adultas Mayores de Lomas de Zamora fue nombrada Norma Pla a fines de año pasado. También hay una plazoleta que lleva su nombre en la Avenida Eva Perón y Salta, en el barrio San José, donde vivió toda su vida.
LA LUCHA CONTINÚA
El legado de Norma Pla está más vigente que nunca y mucho más en el último tiempo donde todos los miércoles se realizan movilizaciones en el Congreso de los jubilados contra el Gobierno de Javier Milei, luego de que vetara la reforma jubilatoria que implicaba un aumento de las jubilaciones.
Cabe marcar que la jubilación mínima hoy es de $279.121,71, a lo que se suma un bono extraordinario de $70.000, alcanzando un total de $349.121,71.