ORGULLO En este día tan especial para los argentinos, un repaso por el principal homenaje que tiene el Libertador de América en Lomas de Zamora.
Me arriesgo a decir que todos los lomenses han pasado, al menos alguna vez, por la Plaza Grigera. Cómo no haberlo hecho, si alrededor suyo están tres de los lugares más visitados del partido: la Municipalidad, la Catedral y la avenida Hipólito Yrigoyen. Se trata del espacio público de Lomas de Zamora por excelencia... una suerte de ágora, aquel lugar abierto para la reunión, el debate y el comercio en la Antigua Grecia, pero anclado en la actualidad.
La Plaza Grigera fue desde sus inicios un paseo destacado, casi obligado para los vecinos de la zona. Quizás hoy no parezca tan importante, pero allá hacia fines del siglo XIX, cuando nuestro partido empezaba a nacer, era fundamental para la vida social local. Es que a su alrededor se afincaron las instituciones básicas y referenciales de cualquier pueblo, como la iglesia, la escuela y la casa de gobierno.
La plaza se hizo en un predio que había sido donado por Victorio Grigera en 1860 y lleva su nombre desde 1899. Fueron numerosas las iniciativas de construir allí monumentos de carácter patriótico, alegórico u ornamental. Así, en 1906, se proyectó levantar un monumento referido a la Revolución de Mayo y, en 1936, un monumento a la Paz. El primero de los dos propósitos recién se pudo concretar en agosto de 1942, cuando el concejal lomense Venancio Minondo presentó ante el Concejo Deliberante un proyecto referido a la erección de una estatua en memoria del general José de San Martín.
Tras formarse una comisión para la construcción de la misma, se comenzaron a recolectar fondos. Una de las modalidades elegidas fue la venta de estampillas especiales. Se juntó el dinero necesario y la piedra fundamental fue colocada el 17 de agosto de 1944. Dos años después fue plantado en la plaza, a pocos metros de la estatua, un retoño de un pino de San Lorenzo. Y finalmente, el 20 de octubre de 1946, en un multitudinario acto con la asistencia de autoridades locales y provinciales, quedó inaugurado el conjunto de grandes proporciones.
El monumento con el que pueblo de Lomas de Zamora honra la memoria del Libertador de América consta hoy de un pedestal y una estatua ecuestre. Esta última (original, única en el país) tiene una altura de 4,50 metros y está fundida en bronce. La altura total de la obra es de 11 metros. Es realmente imponente.
Este pequeño resumen es mi humilde homenaje al hermoso monumento de nuestro Libertador. Creo que conocer y preservar nuestra cultura local es algo fundamental para el futuro. Así se forjan las pequeñas y grandes historias de los pueblos. Quizás muchos vecinos pasen todos los días frente a estos lugares históricos y no conocen cómo surgieron. Hoy, con la plaza totalmente renovada, la estatua de San Martín sigue teniendo un lugar preponderante. Hasta la semana que viene.