Yrigoyen y Pereyra Lucena, la esquina donde "se cocinaron" grandes decisiones

historia local Esta intersección céntrica de Lomas, donde hoy funciona una estación de servicio, fue la sede de un emblemático local llamado Las Tres Esquinas.

Una zona muy transitada de la ciudad.

Ya saben ustedes, queridos amigos de La Unión, lo mucho que me gusta investigar sobre lo que pasaba décadas atrás en los lugares por los que nos movemos habitualmente. Me atrapa pensar en las cosas importantes o llamativas que acontecerían en lo que hoy es, por ejemplo, mi gimnasio, mi supermercado… o incluso en el terreno donde está mi casa.  

Muchas de esas historias -la mayoría- quedaron olvidadas en el tiempo. Pero muchas otras, por suerte y gracias a los libros y a las personas memoriosas, pueden seguir recordándose. La que les voy a contar hoy pasa (y pasaba) en la esquina de la avenida Hipólito Yrigoyen y Pereyra Lucena, justo donde ahora hay una estación de servicio. 

Todo empieza en 1852, mucho antes de que Lomas naciera como localidad. En el cruce del entonces llamado Camino Real y lo que hoy es Pereyra Lucena se levantó un almacén de ramos generales y despacho de bebidas. Era uno de los pocos parajes que había en la zona en aquella época, una suerte de oasis en medio del interminable campo que les servía a los paisanos y viajeros para hacer un alto y descansar antes de seguir por el viejo camino en dirección al sur.

Los dueños del local, al que llamaron Las Tres Esquinas, eran Rafael Portela y Juan Amestoy, dos pioneros de Las Lomas, el nombre por el que se conocía a la zona por esos años. Muy activos políticamente, Portela y Amestoy prestaron su almacén para que los hombres más importantes de la Provincia se reunieran a discutir el futuro de ese terruño. Justamente, en Las Tres Esquinas se decidió la construcción del templo parroquial (actual catedral), sobre la calle Sáenz. En 1856 allí también se llevó a cabo un hecho histórico para el distrito: en Lomas no había escuela pública, pero la maestra Catalina Rodríguez comenzó a dar clases en ese lugar. 

En Las Tres Esquinas se reunían siempre Francisco Portela, su primo Esteban Adrogué, Anarcasis Lanús (¿les suenan?) y otros vecinos destacados que impulsaban el progreso de la zona basado en la idea de la autonomía municipal.

En Las Tres Esquinas se reunían siempre Francisco Portela, su primo Esteban Adrogué, Anarcasis Lanús (¿les suenan?) y otros vecinos destacados que impulsaban el progreso de la zona basado en la idea de la autonomía municipal. Como sus apellidos lo sugieren, todos terminaron cumpliendo su sueño unos años más tarde. De hecho, la autonomía de Lomas se logró el 10 de septiembre de 1861.

Pero el viejo almacén no era sólo el lugar de reunión de los vecinos más ilustres. Al no haber muchos otras pulperías, por allí también pasaban payadores, guitarristas, hombres a caballo y algún que otro bandido en busca de una copa. Con el inevitable progreso, la construcción de casas y negocios sobre la avenida y la muerte de sus fundadores, Las Tres Esquinas fue perdiendo la vigencia que supo tener hasta ser demolida en 1961.

En el lugar se levantó la Shell que todavía sigue en pie. Para curiosos: allí hay una placa de bronce que rinde homenaje a un lugar histórico y fundacional para el pueblo. ¡Hasta la semana que viene! 

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