TRAS 32 AÑOS El chofer Gustavo Merlo se jubiló y dejó de prestar servicio para la empresa lomense Yitos: sus familiares y compañeros lo despidieron a lo grande.
Gustavo Merlo es un chofer de colectivo de la empresa lomense Yitos y el martes hizo su último recorrido arriba del colectivo de la línea 543, tras prestar 12 años de servicio allí y otras dos décadas en una empresa de La Matanza. El colectivero contó cómo vivió su último día laboral, la cantidad de sorpresas que recibió, lo que se lleva de Yitos y lo que vendrá en su vida de ahora en adelante.
"El martes fue mi última vuelta arriba de un colectivo, fue un día de total emoción. Desde la mañana tenía una extraña sensación y eso lo pude sentir a lo largo de toda la jornada", empezó a contar Gustavo.
Las sorpresas comenzaron cuando su familia se hizo presente en la esquina de Intendente Tavano y Potosí para agasajar a Gustavo. "No me lo esperaba porque ellos no son de Lomas, son de La Matanza y se vinieron sin conocer. Decoraron el colectivo con globos y carteles. Les explicaron a los pasajeros que era mi último día de trabajo y todos me aplaudieron", reveló, aún emocionado por lo que vivió durante el martes.
No me esperaba que venga mi familia porque ellos no son de Lomas, son de La Matanza y se vinieron sin conocer. Decoraron el colectivo con globos y carteles. Les explicaron a los pasajeros que era mi último día de trabajo y todos me aplaudieron.
Al finalizar el último recorrido, Merlo se dirigió a la empresa lomense Yitos para guardar, por última vez, el colectivo: al otro día ya no iba a volver para buscar a su fiel compañero y salir a recorrer las calles lomenses. "Mis compañeros me estaban esperando y fue otra emoción más. Todos tocaron las bocinas de los colectivos y hasta hubo fuegos artificiales. Después cenamos todos juntos y brindamos", relató.
"La empresa Yitos es una familia hermosa. Lo que viví ahí no creo que lo hubiese podido experimentar en otro lado, todo lo que pasó el martes no lo voy a olvidar nunca, fue una emoción hasta las lágrimas", sostuvo Gustavo.
SU HISTORIA
La pasión de Gustavo por los colectivos comenzó desde muy chico y ya sabía que quería ser chofer, sueño que pudo cumplir cuando tenía 24 años al ingresar a Trasporte La Cabaña y manejar un colectivo de la línea 242: "Yo vivo en La Matanza y ahí, en la empresa, estuve 20 años. Debido al ritmo de vida fue que renuncié".
A los 44 años ingresó como chofer a Yitos y manejaba mayormente los colectivos de la línea 543 (letra A, C y O). "Yo entraba a trabajar a las 13.30, hacía una vuelta a Temperley con la línea 549 y luego el resto de la jornada, hasta las 21, la pasaba arriba de la 543", contó sobre cómo era su día laboral.
"La empresa siempre se portó muy bien conmigo. Yo hace tres años perdí un hijo en un accidente y mis compañeros fueron los pilares para que yo pueda seguir adelante, estuve siete meses sin poder trabajar y gracias al apoyo de todos me pude volver a subir a un colectivo", admitió, con la voz totalmente emocionada y con unas palabras muy sinceras, también agradeciéndoles a sus jefes, los empleados del sector administrativo, los delegados y sus propios compañeros por todo lo compartido.
La empresa siempre se portó muy bien conmigo. Yo hace tres años perdí un hijo en un accidente y mis compañeros fueron los pilares para que yo pueda seguir adelante, estuve siete meses sin poder trabajar y gracias al apoyo de todos me pude volver a subir a un colectivo.
Para finalizar, y al ser consultado sobre lo que vendrá en su vida a partir de ahora, Merlo admitió que hasta marzo se tomará un merecido descanso: "Luego veré qué es lo que me depara la vida, tengo algunos proyectos, pero también quiero disfrutar de la familia y de la nieta que me dejó mi hijo".