Mano a mano El "Búfalo" charló con Diario La Unión y habló de lo "difícil" de pelear el descenso, del miedo que eso genera y de cómo entiende su rol de DT. También dejó un mensaje.
Guillermo Szeszurak se puso sobre los hombros una mochila muy pesada cuando nadie quería y no se la quitó hasta llegar a destino. Él cargó con todo el peso y fue el motor para evitar un descenso impensado a la Primera C. Y por eso, a fuerza de victorias, se convirtió es el salvador de Los Andes.
El "Búfalo" llegó en un momento delicado, con un equipo que había ganado dos partidos en 19 y estaba virtualmente en zona de descenso. Desde ahí, con carisma y trabajo, levantó el ánimo de un plantel golpeado, también el de los hinchas y logró el dejarlo en la Primera B.
Su personalidad, su manera apasionada de vivir el fútbol y su obsesión por el trabajo, cualidades que le permitieron ascender con Argentino de Quilmes, Deportivo Riestra y Excursionistas, alimentaron el sueño del Milrayitas, que rápidamente se subió a la "Bufaloneta" y los fantasmas se esfumaron.
Szeszurak, en una entrevista con Diario La Unión, detalló esta "odisea" de pelear el descenso en un "grande" como Los Andes, también habló del "compromiso" que tomó con los hinchas y de la manera en cómo vive el fútbol. "No se puede dejar nada librado al azar", remarcó el DT que revivió al elenco de Lomas.
-Te tocó ascender con varios clubes. ¿Es más estresante pelear el descenso?
Es mucho más difícil, y más en un club como éste. Los Andes nunca jugó en la Primera C y había que evitarlo. Eso genera una presión extra, le pone un condimento catastrófico que agrava la situación. Acá es cuando las piernas pesan el doble, aparece el miedo a agarrar la pelota, y es lógico. Por suerte, en Los Andes, los caciques se hicieron cargo, absorbieron la presión y lo sacamos adelante.
-¿El miedo al fracaso es más grande?
Creo que sí. El fracaso te dura toda la vida. Parece que si descendés una vez, soy un descendido toda la vida. Y no es así. Si bien también aparece el miedo cuando las cosas van bien, es más duro lo otro. Por eso, en el ascenso, nos la pasamos levantando. Yo vengo de la D y de ahí me vengo levantado.
-¿No alcanza con lo netamente futbolístico?
Un entrenador, para mí, es un poco de todo, cumple varias funciones y es responsable de todo lo que les pasa a los jugadores. Hay que aconsejarlos, darles contención y apoyo, y nosotros tratamos de dárselo. Desde nuestro lugar, buscamos ser un sostén en cuestiones por fuera de lo deportivo.
Un entrenador es un poco de todo y no puede dejar nada librado al azar
-¿Y por qué lo hacés?
Vivo el fútbol de esa manera, me gusta cubrir todo. Y cuando lo sentís así, no podés dejar nada librado al azar. Yo soy licenciado en educación física e hice muchas materias relacionadas a cuestiones psicológicas y alimentarias. Por eso, con mi equipo de trabajo, que me ayuda un montón, le damos mucho valor. Creemos que ese acompañamiento extrafutbolístico es básico, todos los necesitan y mientras se lo podamos dar, lo daremos.
-Esa manera de vivir el fútbol te llevó un día a salir del estadio y ponerte hablar con los hinchas de Los Andes. ¿Por qué lo hiciste?
Para mí necesitaban una respuesta desde adentro, saber cómo estaba el equipo y creo que les pude transmitir tranquilidad. Obviamente sin decirles mentiras, a mi no me gusta hacer eso. Lo hice porque lo sentí. Y es más. Ese día de Colegiales me fui del estadio con la convicción que nos salvábamos. Si bien era el momento más duro, le vi la cara a los jugadores y los noté firmes. Después de ahí, todo empezó acomodarse.
-¿Hoy estás más tranquilo?
Si, la verdad que sí. Fueron tres meses terribles, de mucha intensidad y muy duros, pero también muy lindos porque la adrenalina, cuando uno trabaja de esto, sabe que está, y más en un gigante como Los Andes que genera un montón de cosas. Ahora es momento de disfrutar el hecho de haber dejado atrás esa posible catástrofe.
La prioridad la tiene Los Andes, es un tema de negociaciones. Hoy me veo siguiendo en el club, pero va a depender de cómo siga todo. Para pelear el ascenso, muchas cosas tienen que ir cambiando
-Y pensando a futuro, ¿qué debe hacer Los Andes para volver a la Primera Nacional?
El club está ordenado, haciendo bien las cosas y hay una buena base. Lo que hay que hacer es empezar a planificar para salir de la Primera B. No es algo fácil, sólo uno sale campeón, y por eso hay que prepararse. Es laburo, no tiene mucho secreto. Hay que trabajar para lograrlo.
-¿Y te gustaría seguir?
La prioridad la tiene Los Andes, es un tema de negociaciones. Hoy me veo siguiendo, pero va a depender de cómo siga todo. Para pelear el ascenso, muchas cosas tienen que ir cambiando y nos tenemos que sentar a planificar.
-¿Cuáles serían los aspectos a mejorar?
Los Andes se tiene que unificar, estar más unido. Es un club muy grande y la política interna le está haciendo daño. En lo único que hay que pensar es en el escudo, en llevarlo lo más alto posible. Los campeonatos son complicados, pero si uno se lo propone los puede ir a buscar.