ANÉCDOTAS ETERNAS En un nuevo aniversario de su nacimiento, varios lomenses recordaron cómo Roberto Sánchez revolucionó un barrio pacífico gracias a sus "nenas".
Hoy cumpliría 77 años Roberto Sánchez, un personaje que dejó una huella imborrable con todo su talento, sus canciones, sus películas y en la vida de varios lomenses. Cuatro de ellos se juntaron para hablar de lo que, para las fieles seguidoras de Sandro, era como un templo: su casa de Berutti al 200, un lugar que se paralizaba ante cada aparición y se llenaba de "nenas" que intentaban conseguir una foto, un autógrafo o entrar a su hogar, incluso en un barrio de Banfield muy tranquilo y no tan habitado como en la actualidad. Además, una anécdota imperdible: la vez que Sandro se disfrazó y se hizo pasar como taxista para salir a recorrer la ciudad.
Lucas di Benedetto vivió en Banfield y fue vecino de Sandro por casi tres décadas, más específicamente en la calle Berutti al 235, donde la casa de sus padres coincidió con aquel hogar que muchas fans de Sandro visitaban periódicamente con el sueño de conocer a su ídolo: "Su llegada al barrio fue en 1968, nosotros ya vivíamos a pocos metros desde 1964. La casa se la compró a los padres de la periodista Silvia Fernández Barrio, que todavía no contaba con el ícono de ese hogar: el paredón", rememoró Lucas, que inmediatamente contó que, durante su infancia, ese mismo paredón era usado de arco por todo el grupo de amigos, cuando salían a jugar a la pelota a la calle: "Muchas veces un encargado de la casa nos hablaba por el portero y nos pedía que no le diéramos pelotazos".
Las "nenas" en la puerta de la casa de Sandro para saludarlo en todos sus cumpleaños es otro de los recuerdos que aún mantiene muy latente Lucas. Es que, según él, esta costumbre comenzó en 1989 luego de que sucedió un hecho que "robusteció" la carrera de Roberto Sánchez: "En 1988 dio varias funciones en el Luna Park por sus 25 años de carrera. Ese recital reconectó a Sandro con otro tipo de público, más joven, quizás las hijas de sus ya fans".
Esperar y acampar en su puerta no era una costumbre normal de un público romántico, lo adoptan del rock y lo hacen propio.
"Esperar y acampar en su puerta no era una costumbre normal de un público romántico, lo adoptan del rock y lo hacen propio", contó Lucas, que inmediatamente comparó esta movida con la actualidad del barrio: "Banfield era de estilo inglés, pacífico y con pocos habitantes, y la figura de Sandro y su público fue revolucionaria para el lugar. Si bien era una figura muy discreta, cuando él aparecía se paraba todo lo demás".
El lomense Rodolfo Claudio es vendedor ambulante de la línea 266 y contó una anécdota que lo marcó para siempre: "Un día fui a vender alfajores a la puerta de la casa de Sandro, donde estaban todas sus fans por su cumpleaños. Liquidé como 40 cajas, fue una locura. Todos los vendedores ambulantes íbamos ahí".
Sandro armaba una especie de atril, en la puerta de entrada, y se quedaba con sus fans como cuatro horas, charlando y firmando autógrafos.
"Sandro armaba una especie de atril, en la puerta de entrada, y se quedaba con sus fans como cuatro horas, charlando y firmando autógrafos", agregó Lucas, que, gracias a la posición de su casa, se quedó con imágenes que jamás olvidará: "Desde el fondo de mi hogar se podía ver su patio trasero, donde él daba vueltas alrededor de la pileta, en ojotas y muy distendido".
Mary Valerna tiene 68 años y se considera una verdadera "nena", a tal punto que tuvo el privilegio de entrar a la casa de Sandro: "Con mi amiga Graciela Vilas decidimos pasar la noche ahí, nos mojamos y al otro día pasamos empapadas. Entramos por la puerta chica, nos abrazamos, nos dio un beso y nos sacamos una foto". Rápidamente admitió que se sintió estar "en otro mundo porque nunca reaccioné a lo que estaba viviendo".
"Para la década del '90, con los canales de televisión, ya había móviles que cubrían este tipo de movilizaciones, pero que haya 400 muchachas en la puerta de una casa con carteles, flores y regalos no dejaba de ser algo impactante", dimensionó di Benedetto.
Sandro nos contó que no podía salir de la casa o ir al centro porque le pedían muchas fotos y autógrafos, entonces usaba el taxi de un amigo para movilizarse: se maquillaba, se peinaba diferente y se agregaba barba y bigote, hasta subía gente y los llevaba a destino.
Miguel Ángel Zito, fue el último en hablar. Él forjó una amistad con Roberto Sánchez gracias a su admiración como artista: "Mi amistad con Sandro comenzó en el teatro, porque me vio muchísimas veces en sus shows, y me mandó a llamar a su camarín para conocerme. Cuando lo vi parecía un ser divino, irradiaba una energía increíble, y tenía puesta su clásica bata roja". Esa conexión le permitió entrar a su casa en varias ocasiones y compartir momentos increíbles, incluso en compañía de otros grandes cantantes como Sergio Denis y Pagliaro, a tal punto que fue testigo de una anécdota que jamás se olvidará: "Sandro nos contó que no podía salir de la casa o ir al centro porque le pedían muchas fotos y autógrafos, entonces usaba el taxi de un amigo para movilizarse: se maquillaba, se peinaba diferente y se agregaba barba y bigote, hasta subía gente y los llevaba a destino".
El destino quiso que Sandro de América ya no esté físicamente en este mundo hace ya 12 lejanos (y cercanos) años. Pero, sin dudas, en las mentes y los corazones de miles de fans, hay un lugar para la figura de Sandro, que ahí será inmortal.