DOLOR La empresa tuvo su fábrica en Lomas entre 1956 y los 2000. Su vida se apagó a sus 96 años y el legado de la marca quedó en manos de su familia.
Fiel a su estilo, trabajó hasta sus últimos días. Luis Plasencia, uno de los fundadores de Productos Pozo, una prestigiosa marca que nació y que se potenció en Lomas y Avellaneda, falleció ayer y causó un gran impacto en sus seres queridos, allegados y empleados de la fábrica. Junto a su madre y cuatro de sus hermanos fue uno de los impulsores de la empresa familiar que comenzó hace 70 años con la compra de un fondo de comercio de una panadería y con sólo dos clientes, pero que hoy en día provee a grandes cadenas. El legado de Luis está en buenas manos: la segunda y tercera generación de la familia que trabajan en la fábrica seguirán, sin dudas, sus enseñanzas y sus pasos.
Martín Plasencia, nieto de Luis y encargado del área de administración de Productos Pozo, contó que la vida de su abuelo se apagó ayer por la mañana y aseguró que "toda la familia lo va a llevar para siempre en el corazón, como un verdadero ejemplo". Pese a que ya no tenía ninguna tarea en particular, Luis iba todos los días a la fábrica para acompañar y aconsejar a su familia y los empleados.
Toda la familia lo va a llevar para siempre en el corazón, como un verdadero ejemplo.
La historia de la marca comenzó en Remedios de Escalada, cuando Don Salvador Pozo fundó en 1903 una pequeña panadería que estaba ubicada en la calle Urquiza 260. Fue Juana Monari, viuda de Juan Alberto Plasencia, quien junto a cinco de sus hijos (uno de ellos, Luis) adquirieron el fondo de comercio de esa panadería y, el 11 de julio de 1951, Plasencia Hnos. S.A. empezó su actividad con el lanzamiento de Productos Pozo, nombre elegido en honor y agradecimiento a Salvador, quien le enseñó todos los secretos del oficio a Luis.
"Pudimos conseguir un horno y, gracias a eso, ampliamos la producción. Comenzamos a hacer vainillas con una batidora, poníamos la preparación en una manga y llenábamos los moldes para cocinar y luego empacar. Todo muy a pulmón", había rememorado Luis sobre los comienzos de la empresa familiar, que en ese momento contaba solamente con dos clientes.
En 1956, Productos Pozo se mudó a Lomas: pasaron de la panadería a una fábrica de 2.500 metros cuadrados, donde se realizó una inversión en maquinaria para la producción, con las vainillas como producto estrella y el agregado de galletitas para la venta. Las décadas del '80 y '90 fueron de auge para la fábrica, ya que avanzaron en los niveles de producción y en el agregado de una nueva línea de vainillas (100% italianas), cambiaron el packaging e incorporaron tecnología de punta, posicionándose como una de las empresas más modernas de Latinoamérica.
En 1956, Productos Pozo se mudó a Lomas: pasaron de una panadería a una fábrica de 2.500 metros cuadrados, donde se realizó una inversión en maquinaria para la producción. Allí estuvieron hasta los años 2000.
Luego de estar en Lomas por casi 50 años, más precisamente en Alvear 438, en los años 2000 se mudaron a una planta más amplia y moderna en Avellaneda, donde agregaron más productos, como magdalenas y budines, ambos en su modalidad simple o con relleno.
Plasencia había dicho que la fábrica ubicada en Presidente Domingo Faustino Sarmiento 1297 (Avellaneda) tenía un ritmo de producción de "640 magdalenas por minuto", además de seguir con la producción de vainillas y budines, como así también tercerizar productos como el bizcochuelo y el pan dulce.
Luis había revelado que para él era un orgullo que su familia siguiera sus pasos y también admitió que su sueño era que Productos Pozo llegue a los 100 años, un deseo que seguramente Leonardo, sobrino de Luis y actual presidente, como también el propio Martín, harán realidad en su honor y memoria.