143º ANIVERSARIO Un día como hoy, pero de 1878, moría el historiador y escritor que tuvo gran influencia en la elección de la denominación de la institución.
Hoy se cumple el 143º aniversario de la muerte de Juan María Gutiérrez, un historiador y poeta que fue considerado uno de los más grandes promovedores de la cultura en Argentina. Por estas menciones y por su amplia cantidad de obras es que, en 1938 y 60 años después de su muerte, se fundó en Lomas una biblioteca que lleva con gran honor su nombre. Tony Protic Gardenal, integrante de la Biblioteca Juan María Gutiérrez, fue el encargado de revelar algunos detalles de la historia de la institución, el por qué de su nombre y sus actividades culturales, al alcance de todos los lomenses.
La Biblioteca Juan María Gutiérrez se fundó en 1938 y su historia está estrictamente emparentada con la casona que alberga la institución, la cual es mucho más antigua: data de 1840 y tuvo diversos usos, como descanso de las carretas que pasaban por lo que era Camino Real (hoy la Avenida Yrigoyen) o como casa para los trabajadores del Ferrocarril del Sud.
La biblioteca se llama así por una decisión de los fundadores, quienes reconocieron a Juan María Gutiérrez por su obra y por la decisión de dedicar sus esfuerzos a la educación y a la literatura, siendo un gran promovedor de la cultura.
Lo cierto es que la casona después quedó abandonada y distintas personas, entre ellas el historiador y escritor Juan María Gutiérrez, se contactaron con el ferrocarril para lograr un permiso y refaccionarla. "Ellos donaron sus colecciones de libros y puede decirse que ese gesto fue el puntapié inicial de lo que luego sería la biblioteca. No hay que olvidarse que Juan María Gutiérrez falleció en 1878 y la institución nació 60 años más tarde", explicó el lomense Tony Protic Gardenal, integrante de la Biblioteca Juan María Gutiérrez y uno de los máximos conocedores de la historia de la institución.
"La biblioteca se llama así por una decisión de los fundadores, quienes reconocieron a Juan María Gutiérrez por su obra y por la decisión de dedicar sus esfuerzos a la educación y a la literatura, siendo un gran promovedor de la cultura", sostuvo el arquitecto Gardenal.
Ellos donaron sus colecciones de libros y puede decirse que ese gesto fue el puntapié inicial de lo que luego sería la biblioteca. No hay que olvidarse que Juan María Gutiérrez falleció en 1878 y la institución nació 60 años más tarde.
Juan María Gutiérrez no solo "vive" en el letrero que indica el nombre de la institución: todos los lomenses que alguna vez estuvieron en la biblioteca (Almirante Brow 2163) pudieron observar en la entrada el busto que fue realizado en su honor.
La institución cultural, además de albergar más de 30 mil ejemplares, también se caracteriza por ofrecer a los lomenses distintos cursos, como yoga, idiomas, teatro, tango y computación, además de distintas charlas. "Venimos de un parate importante producto de la pandemia, pero a partir de marzo y con los protocolos correspondientes queremos volver a poner a disposición todas estas actividades", adelantó Tony, muy entusiasmado por la vuelta al ruedo.
La institución cultural, además de albergar más de 30 mil ejemplares, también se caracteriza por ofrecer a los lomenses distintos cursos, como yoga, idiomas, teatro, tango y computación, además de distintas charlas.
"Permanentemente estamos haciendo cosas para mejorar la biblioteca. El año pasado realizamos una importante refacción en el salón principal que se llama Emilio Menéndez Barriola, en honor a quien fue el que se le ocurrió la idea de la fundar la institución", agregó Tony, que actualmente es vocal en la comisión directiva de la biblioteca, pero también supo ser presidente de la institución.
Cabe destacar que Jorge Insúa, uno de los socios más antiguos del Rotary Club de Lomas Este y compañero de Tony, trabaja en un proyecto personal digno de destacar: tiene como meta dejar plasmado por escrito la historia completa de la Biblioteca Juan María Gutiérrez, con una profunda investigación en cada uno de los rincones de la institución que, pese al avance de la tecnología, no baja los brazos y continúa en la lucha para que la lectura jamás muera.