De cura de parroquia a impulsor del Instituto Nuestra Señora del Carmen

HOMENAJE El Padre Santiago Amores construyó aulas para educar, lo que fue el puntapié para la creación de la institución. El recuerdo de los que lo conocieron.

Tesoro: el casamiento de Tomás Otero, junto al cura Amores.

En la parroquia descansan los restos del Padre Santiago Amores.

Las aulas de madera y los inicios del instituto con el jardín.

Un día como hoy, pero de 1966, falleció el Padre Santiago María Amores, una persona que fue fundamental y muy querida por todo el barrio de Villa Galicia: fue el primer cura párroco con título de vicario ecónomo y el designado para dar las misas en la Capilla Nuestra Señora del Carmen. Su labor iba más allá y trascendía de lo estrictamente religioso, ya que su objetivo era fomentar un espacio de contención para los jóvenes. Así fue que construyó dos aulas, lo que fue el inicio de lo que hoy se conoce como el Instituto que lleva el mismo nombre que la parroquia. Algunos vecinos lomenses contaron sobre los inicios de las misas, la llegada desde España del Padre y la imponente presencia de un ser que dio todo por el prójimo.

"Santiago fue un hombre que se dedicó a hacer el bien y a sacar a los chicos de la calle para que estén contenidos. Era un muy bondadoso y querido, una persona que inspiraba respeto", contó Roberto Vicchio, vecino e historiador de Villa Galicia, quien se encargó de presentar al Padre que llegó al barrio para dar todo por el otro. En el afán por conseguir ese objetivo, Amores fue quien impulsó el proyecto para construir dos aulas de madera para formar una especie de escuela, lo que sin dudas fue el puntapié para que se creara el Instituto Nuestra Señora del Carmen. "Los domingos también funcionaba una especie de cine, en recompensa a los chicos que participaban de la catequesis, también con el objetivo de alejarlos de la calle y de las malas juntas", admitió quien es integrante del Instituto Histórico Municipal de Lomas.

Santiago fue un hombre que se dedicó a hacer el bien y a sacar a los chicos de la calle para que estén contenidos. Era un muy bondadoso y querido, una persona que inspiraba respeto.

Pero los inicios del espacio religioso se remontan un tiempo atrás, más precisamente en 1930. En un Villa Galicia muy joven, las primeras reuniones con fieles se oficiaron en Cerrito 1518 gracias a Carmen Couto de Fernández, una lomense que dispuso un cuarto de su casa para que los vecinos puedan rezar, pero fue en Cerrito y Lugano donde se llevó a cabo la primera misa oficial. En 1936 se comenzó a construir el templo en el barrio y en 1949 se lo declaró como parroquia. Ese mismo año llegó desde España el Padre Santiago Amores, de la Orden de los Carmelitas Descalzos, que fue el primer cura párroco de la zona con título de vicario ecónomo y quien fue designado a ocupar dicha Capilla.

"Se reunieron en mi casa por tres o cuatro domingos y después se mudaron a donde hoy está la parroquia, que en ese entonces todavía no estaba terminada. Yo sentía una emoción tremenda", recordó Roberto Fernández, hijo de la vecina que fue fundamental para que se hagan las primeras misas. "En algunas ocasiones fui monaguillo y siempre estábamos a la par del Padre Amores, fue lo máximo que hubo", agregó sobre el cura, a quien tuvo la posibilidad de conocer bien de cerca y admirar como ser humano.

En 1936 se comenzó a construir el templo en el barrio y en 1949 se lo declaró como parroquia. Ese mismo año llegó desde España el Padre Santiago Amores, de la Orden de los Carmelitas Descalzos, que fue el primer cura párroco de la zona con título de vicario ecónomo y quien fue designado a ocupar dicha Capilla.

"En 1956 tomé la comunión con él. Tengo gratos recuerdos de esa época, Amores marcó mi infancia y mi adolescencia", añadió Vecchio, de 73 años, que aún conserva en su memoria todos esos momentos vividos con una gran emoción.

El lomense Tomás Otero reveló que, cuando tenía 17 años, tuvo los primeros acercamientos con la iglesia gracias a conocer al Padre Amores. En 1957 fue a una misa y tuvo un encuentro con Santiago: "Recuerdo que me hizo un chiste sobre España, ya que yo también nací ahí. Me di cuenta que la parroquia era un lugar que tenía las puertas abiertas para todos, a cualquier hora".

Además de las misas y el catecismo para la formación y, el cine y el fútbol para la diversión, el Padre Santiago Amores sacó una revista con publicidades para fomentar todo ese trabajo que se realizaba en la parroquia y fue el promotor de las procesiones que se hacen en Villa Galicia todos los 16 de julio, en homenaje a la patrona de la Virgen del Carmen. "Iba con un parlante para que su voz sea escuchada desde las casas", agregó Roberto Fernández.

Siempre pensó en la feligresía del barrio. Pero la verdadera preocupación de Santiago era el Instituto, él deseaba con todas sus fuerzas de que ese proyecto se haga realidad y por suerte lo pudo llegar a ver, ya que en 1957 funcionaba Jardín, Primero Inferior y Primero Superior.

"Siempre pensó en la feligresía del barrio. Pero la verdadera preocupación de Santiago era el Instituto, él deseaba con todas sus fuerzas de que ese proyecto se haga realidad y por suerte lo pudo llegar a ver, ya que en 1957 funcionaba Jardín, Primero Inferior y Primero Superior", agregó Otero que, para finalizar, rememoró uno de los momentos más satisfactorios de su vida: "Amores, ya enfermo de cáncer, me casó y es algo que voy a atesorar para siempre".

Cabe destacar que, a la altura Cerrito al 1900, existe una pequeña calle que lleva el nombre del Padre Santiago María Amores, quien falleció el 29 de noviembre de 1966. Sus restos descansan, junto al altar, en la mismísima Parroquia Nuestra Señora del Carmen, un lugar que hizo propio. Su lugar en el mundo.

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