DESDE SUDÁFRICA, DONDE ACTUALMENTE VIVE El argentino contó que este lunes tuvo que pasar por el laboratorio de la Universidad de Wittz a darse una nueva inyección, debido a que los médicos le aseguraron que así el tratamiento tiene una mayor efectividad.
"Cuando me dieron la primera dosis no había sentido nada, ni el pinchazo. Pero hoy sí, un poquito de dolor", cuenta al otro lado del teléfono desde su casa en la ciudad Gerhardsville, Sudáfrica, Pablo Berra, el lomense que está participando de las pruebas que está llevando a cabo la Universidad de Oxford para desarrollar una vacuna contra el Coronavirus.
Este lunes, en los laboratorios de la Universidad de Witts recibió una segunda inyección apenas cuatro semanas después de darse la primera. ¿Por qué? Según le comentaron los doctores "con una sola dosis solamente, el 91% de los voluntarios generan anticuerpos y linfocitos T (células inmunes), pero con dos dosis el 100% logra eso", explicó.
Ahora, el argentino deberá continuar con sus controles de rutina como todos los lunes. Una vez por semana, tiene que viajar 64 kilómetros hasta la capital, Johannesburgo, para someterse a hisopados, análisis de sangre y de orina. "Estos chequeos primero son cada 7 días, después cada 15 y en los próximos meses intuyo que se irán extendiendo", precisó.
Al mismo tiempo, en su casa, todos los días tiene que llevar un seguimiento en una planilla, donde debe marcar minuciosamente lo que siente, la temperatura que tiene, entre algunas cuestiones más. Ante cualquier problema está conectado a través de WhatsApp con los médicos, en el caso de que empiece a experimentar efectos secundarios.
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De los ensayos participan 2020 voluntarios, a la mitad se le aplicó la vacuna y al resto un placebo. Berra dice que no sabe lo que recibió, porque el tratamiento es estrictamente confidencial, pero por los síntomas que tuvo durante los primeros días (dolores musculares, chuchos de frío y un poco de fiebre) cree que le dieron "la vacuna de verdad".
"Las dos son de color ámbar, así que todos ignoran qué es lo que les aplicaron. Eso sí, nos contaron que si la vacuna es efectiva, van a llamar a los que les dieron el placebo y les van a dar la vacuna en forma gratuita como muestra de agradecimiento", aseguró.
Berra nació en Lomas de Zamora, pero a los 3 años se mudó a Santiago del Estero. De viaje por el mundo, en la década de los 80, conoció a su mujer, Savita, en un kibutz en Israel. Con ella se casó y hace 12 años se instaló en Sudáfrica. Según confió a La Unión, a su esposa no le contó lo de la vacuna. "Se lo dije después, pero ya estaba hecho", resaltó.
Se anotó como voluntario "preocupado" por cómo está avanzando el virus en Sudáfrica. Según datos oficiales, hoy se registran 590 mil casos confirmados y 11.982 muertes. El país es el quinto con mayor cantidad de casos en el mundo y Pablo dice que la situación es "alarmante". "Cada vez hay más casos de gente cercana, de vecinos", precisa.
Para colmo, su esposa, Savita, tiene problemas en el páncreas y permanentemente tiene que visitar hospitales, por lo que es una persona que corre un mayor riesgo. "Por suerte ella está bien, pero el avance de la enfermedad en su situación, genera una alarma", dijo.
Consultado sobre la esperanza que tiene acerca de la vacuna, Berra es un muy optimista. "Acá siempre nos dijeron que la vacuna funciona en un 100% y lo que quieren demostrar es que la vacuna no produce ningún efecto secundario o colateral. Eso se va a comprobar muy pronto para comenzar la distribución en todo el mundo", cer