Mafalda y la sopa

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Con la misma pasión con la que amaba a Los Beatles, a su inseparable globo terráqueo y a realizar planteos políticamente incorrectos, Mafalda odiaba la sopa. Es más, quizás esa aversión era superior a todos los sentimientos que experimentaba.

Por Edgardo Solano

En muchas viñetas en las que Quino hizo correr tinta con su gran lucidez se la puede ver a esa pequeña cuestionadora serial con cara de pocos amigos frente a un plato hondo de humeante sopa que le plantó su madre en sus narices, casi como una imposición materna hecha a base de verduras y de fideos municiones.

En palabras del propio Joaquín Salvador Lavado Tejón, conocido en casi todo el planeta como Quino, la sopa en la tira que creó tiene un mensaje claro, ligeramente encriptado dentro de las viñetas. “Es una alegoría a los regímenes militares que tuvimos que soportar en esta parte del Cono Sur. Porque todo lo que impone normas estrictas y hay que hacerlo por obligación quita la libertad y eso es muy desagradable”, afirmó en una vieja entrevista el humorista gráfico mendocino sobre el paralelo de la realidad latinoamericana con ese plato típicamente invernal.

El propio Quino nos termina de dilucidar lo que sospechamos desde un principio al reafirmar que la sopa para Mafalda es la opresión en estado puro flotando en un caldo que hierve a borbotones adentro de una olla. Quino echará mano en más de una ocasión a este recurso y cada vez que la sopa aparezca en alguna viñeta, Mafalda retruca con una reflexión sobre el sentido que tiene la misma y la obligación de ingerirla.

Mientras que la rebelde Mafalda la odia, Manolito, conservador del status quo y enfermo por el dinero, es fanático de la sopa. Además, el hijo del almacenero detesta a Los Beatles, en una actitud más a contramano que su amiga y compañera de escuela.

Además, Mafalda tiene a un detractor dentro de su propia familia. A Guille, su hermano menor, le encanta la sopa, del mismo modo que se desvela por las curvas de Brigitte Bardot, a pesar de su tierna edad.

En más de una oportunidad el pequeñín vocifera “Zopita”, ante la inminencia de la llegada de su plato favorito, frente a la cruda y asqueante mirada de su hermana mayor. Al menos Burocracia, la tortuga y mascota familiar llamada así por su lentitud, odia la sopa.

Esta enemistad tiene tal arraigo en la cultura universal que en enero de 2012, con motivo de la aprobación de la llamada ley SOPA, La Stop Online Piracy Act (acta de cese a la piratería en línea), el personaje de Quino apareció en las redes sociales protagonizando expresiones contrarias a dicha ley.

El rechazo de Mafalda hacia la sopa, junto con su espíritu justiciero, la convirtieron en el vocero preferido de la opinión popular sobre esa cuestión. Quino con sagacidad le creó a Mafalda su propia kriptonita, aunque le supo sacar el jugo a este enemigo mejor que el creador de Super

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