Albert Einstein y unas vacaciones en… ¡Llavallol!, por Sergio Lapegüe

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Que Albert Einstein haya pasado unas vacaciones en Argentina puede sorprender a muchos. Lo que pocos (o casi nadie) se imaginan es que el lugar que el célebre físico alemán eligió para descansar no fue Buenos Aires, ni Mar del Plata, ni las Cataratas del Iguazú. Mucho menos la Patagonia o el Norte. ¿Llavallol? Estás loco, Lape, pensarán muchos. Pero, aunque parezca increíble, hace casi 100 años, Einstein descansó unos días en esa tranquila localidad de nuestro partido. Acompáñenme a conocer la historia…

La visita a la Argentina del físico más famoso ocurrió en marzo de 1925. El hombre que revolucionó la ciencia al enunciar la teoría de la relatividad llegó al país invitado por el diario La Prensa, que le organizó una visita a la Universidad de Buenos Aires y reuniones con distintos referentes de la ciencia y la cultura de la época. Entre esas célebres personalidades se encontraba el matrimonio Wasserman, que alojó a Einstein en su mansión de Belgrano. Tras asistir a varios agasajos y a dar charlas en la UBA, en Rosario y en Córdoba, el alemán se quiso tomar una semana de descanso.

Los Wasserman, sus anfitriones, le ofrecieron entonces la cabaña que tenían en el sur del Gran Buenos Aires para que disfrutara de la tranquilidad de la zona. Para esa época, claro, en Llavallol no había tantas fábricas como hoy en día. Ni siquiera viviendas: apenas había algunas casas quintas y muchos espacios verdes.

La cabaña de los Wasserman estaba ubicada en el lugar donde hoy funciona el colegio La Milagrosa, en la esquina de Moldes y De la Peña. Cuentan los historiadores que el físico solía recostarse a leer y a tocar el violín en el pasto y que salía a caminar por las calles de tierra al atardecer. Siempre andaba con su traje gris y su enmarañada cabellera blanca, “algo distraído, sencillo, amable y con buen humor”.

A Einstein, cuentan, le encantaba pasar por el viejo puente de la estación de tren y sentarse allí a ver la puesta del sol. El lugar lo entusiasmó tanto que decidió extender unos días su visita y conocer más el sur. Así fue como llegó a visitar los agrestes senderos de Santa Catalina, donde hoy está la Universidad de Lomas, la plaza Grigera y el hotel Las Delicias de Adrogué.

A pesar de ser un personaje más ligado a los laboratorios y a las aulas de las universidades que al campo, Einstein no se quería perder de las actividades cotidianas de los lugareños: prestaba atención a todas las tareas rurales que los empleados de los Wasserman realizaban y hasta se quedaba charlando con ellos. ¿Increíble, no?

 

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