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Vida sana y chequeos: los cuidados que deben tener los adultos mayores

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Si se toman los recaudos necesarios, como una alimentación completa y las vacunas al día, se pueden evitar problemas de salud comunes en la tercera edad. En las mujeres, es frecuente la osteoporosis; y en los hombres, suelen haber problemas de próstata.

Ante la llegada del invierno, los niños y las personas mayores son los que más controlados deben estar para no sufrir inconvenientes de salud. Un aspecto importante es observar el plan de vacunación periódicamente para poder prevenir enfermedades infecciosas graves. Otra de las recomendaciones es mantener una equilibrada alimentación acompañada de ejercicios físicos e intelectuales que ayuden a mantener una salud estable en esa etapa de la vida.

LAS SEÑALES DEL CUERPO. La tercera edad es una etapa de la vida en la que se producen numerosos cambios físicos. Por este motivo, es fundamental prestar atención a las necesidades y señales del cuerpo para poder llevar una vida saludable.

Gloria Montiel Villalba, de la Unidad Sanitaria de Independencia (Bustos 773), aseguró que la problemática reside en la falta de prevención: “En las unidades trabajamos justamente en detectar el problema antes que se manifieste, pero los adultos mayores suelen llegar con el problema ya en proceso por falta de chequeos de rutina”.

Vacunarse periódicamente para poder prevenir enfermedades infecciosas graves es fundamental. Las vacunas aconsejadas para las personas de avanzada en edad son: la antigripal, la doble bacteriana Difteria (tétanos cada 10 años), contra la fiebre amarilla (en zonas que sean de riesgo), Hepatitis B y la antineumococica. De esta forma, el adulto mayor puede evitar y reducir riesgos de salud.

Por otro lado, es importante percibir cambios en el aspecto físico, motriz e intelectual y, por supuesto, recurrir a una consulta médica ante cualquier duda.

“En las mujeres, es muy común los problemas de osteoporosis, que se caracteriza por una disminución en la densidad del tejido óseo y tiene como consecuencia una fragilidad de los huesos. En los hombres, el control debido de la próstata es fundamental pasados los 50 años”, explicó.

LA ALIMENTACIÓN. Otro de los puntos principales es la alimentación, sobre todo en época invernal. El consumo de alimentos variados que contengan proteínas, hidratos de carbono, lípidos, sales minerales y vitaminas, más el consumo regular de alimentos ricos en fibras, frutas, verduras y granos enteros son esenciales.

“La buena nutrición es otra de las problemáticas ya que la mayoría transita una alimentación basada en grasas, poco saludable y es muy difícil erradicar ese tipo de costumbre en la tercera edad. Además, el contexto a veces no ayuda a implementar una dieta equilibrada”, señaló la médica.

Es importante consumir fibras a través de vegetales y frutas, hidratarse constantemente e incluir una caminata de 30 minutos a paso constante y sostenido, al menos tres veces a la semana en los casos en que puedan movilizarse con normalidad.

Hay que consumir cuatro o cinco porciones de lácteos descremados (leche, yogurt, quesos). Estos alimentos tienen un gran aporte energético, proteico, mineral y vitamínico. Además, el calcio mantiene la fortaleza en los huesos y previene la osteoporosis.

Por otro lado, se debe reducir o evitar el consumo de sal a través de la dieta diaria. Cuando el consumo es más elevado, se puede incrementar el riesgo de padecer hipertensión arterial, provocar accidentes cerebro-vasculares, provocar la aparición de enfermedades cardíacas y saturar los riñones.

Es necesario disminuir el consumo de té o café ya que estas infusiones pueden generar alteraciones en el sueño, acidez estomacal, aumento en la presión sanguínea y la asimilación escasa de algunos minerales y vitaminas.

El líquido es clave. Aconsejan consumir dos litros por día como mínimo. La percepción de sed disminuye con la edad, por lo tanto, los adultos mayores son más susceptibles a la deshidratación. Existen diferentes fuentes de hidratación a partir de ciertos alimentos y bebidas, como: agua potable, jugos, refrescos, leche, frutas y verduras. Estas fuentes aportan al cuerpo el líquido que se pierde en la respiración, sudoración y evacuaciones.

Por otro lado, las personas mayores pueden sufrir una disminución gradual en los sentidos, entre ellos la audición o la visión, y es fundamental evitar que se generare un aislamiento social o algún accidente. Además, con el correr de los años, es normal que se produzcan cambios en el sueño, volviéndose más liviano. Las siestas prolongadas, la falta de actividad física y algunos medicamentos pueden afectar el buen dormir. Los trastornos en el sueño no deben ser considerados como una situación normal.

La memoria también se ve afectada por el envejecimiento debido a que el proceso de fijar nueva información tiende a ser más lento, por ciertas enfermedades, medicamentos o eventos vitales (jubilación, viudez, soledad, aislamiento social). Por eso, realizar ejercicio físico favorece la salud del cerebro.

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