Temperley bajó al líder Sarmiento y se ilusiona con el Reducido

gran producción del Celeste en el Beranger. Con dos goles de Pablo Magnín, el Gasolero venció por 2-1 al conjunto de Junín y le rompió el invicto en el torneo. Con este triunfo, el equipo de Aldirico suma seis encuentros sin conocer la derrota.

Temperley dijo presente y se ilusiona con prenderse en la pelea por ingresar al Reducido. En su estadio, y ante el líder e invicto Sarmiento, impuso condiciones y se quedó con un valioso triunfo por 2-1 para salir de la zona roja del descenso y prenderse en la pelea por el Reducido.

El Gasolero dio una muestra de carácter ante uno de los rivales más complicados del torneo y prolongó su racha positiva (suma seis partidos sin perder, con tres victorias y tres empates) para escalar en la tabla, dejar de pensar en el descenso, y soñar con el Reducido.

Sin embargo, no fue una tarea sencilla. Al Celeste le costó bastante doblegar al equipo de Delfino, que llegaba dulce y con ganas de consolidarse en la cima. Y si bien lo quiso hacer desde el comienzo del partido, le faltó profundidad y efectividad en los pases, especialmente por las bandas y en los metros finales, para lograrlo durante el primer tiempo, en el que Sarmiento mostró firmeza en todas sus líneas y no sufrió sobresaltos, en un trámite parejo y sin un dominar claro.

Temperley consiguió destrabarlo en el inicio del complemento gracias al gol de Magnín, la gran figura de la tarde, que aprovechó un mal rechazo de Castet y ajustició al 1 visitante, pero le duró poco tiempo: a los 7, y tras una jugada de pelota parada, Miracco fusiló a Castro dentro del área y anotó el empate parcial.

Sin embargo, a partir de ahí, creció el juego del Gasolero, que recargó fuerza con los ingresos de Mancinelli y Guevgeozián y, con buen manejo de pelota y con la receta de atacar por la derecha, comenzó a dominar el partido. Y a los 28 minutos tuvo su premio: centro de Mancinelli, Guevgeozian se llevó la marca dentro del área y Magnín, solo frente al arco, anotó el 2-1 para desatar la fiesta del pueblo gasolero, que se quedó con un valioso triunfo a pesar de sufrir en los últimos minutos y ya se prendió en la pelea por ingresar al Reducido.