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La solidez defensiva de Lanús en el Torneo Apertura y en la Sudamericana

GRANATE RECARGADO. El equipo de Mauricio Pellegrino comenzó la levantada en el cierre del semestre. Armado de atrás para adelante, creció en el juego y consiguió ser ambicioso.

El Granate comenzó a crecer como equipo sobre el final del semestre

Crédito: Prensa Lanús

El Granate comenzó a crecer como equipo sobre el final del semestre.

Le costó a Lanús poder ser un equipo sólido y con pocas fisuras. Es que tras 24 partidos, el conjunto granate fue de menor a mayor y pudo conseguir, tras la victoria ante Vélez por Copa Argentina, tener el funcionamiento deseado. Las críticas fueron quedando de lado después del gran partido ante Boca en La Bombonera, aunque no se logró la clasificación en el Torneo Apertura. Aunque las victorias ante Vasco Da Gama y el conjunto de Liniers le dieron la confianza necesaria.

Fueron 17 partidos por el Apertura con el pico de rendimiento en la goleada sobre Instituto por 4 a 1. Otros cinco en la Copa Sudamericana, con un invicto y buenos resultados que nunca se vieron reflejados en el juego, excepto ráfagas contra Vasco Da Gama en La Fortaleza. Y dos más por Copa Argentina, con una gran victoria sobre General Lamadrid por 4 a 1 y la mejor versión del semestre, sin dudas, con el triunfo categórico sobre Vélez por 2 a 0 en la cancha de Morón.

Más allá de la figura sobresaliente de Marcelino Moreno en la parte ofensiva, sumado a la cuota goleadora de Ramiro Carrera y el oportunismo de Eduardo "toto" Salvio, el equipo descansó en la solidez defensiva que fue el punto más alto del elenco de Mauricio Pellegrino.

Un arquero seguro y siempre confianble como Nahuel Losada, quien lleva cuatro vallas invictas y seis de los últimos siete partidos con el arco en cero. El único tanto se lo convirtió Franco Nicola de Atlético Tucumán en el minuto 92 de aquella derrota ante el Decano sobre el final. Además, en el año fueron 14 veces sin recibir goles. Nada mal para un equipo que se fue armando con el correr de los partidos.

Otro de los puntos altos de Lanús como conjunto fue la solidez de una defensa que fue ganando en confianza sobre el final del semestre. Con Carlos "cali" Izquierdoz como figura y voz de mando como capitán, Ronaldo Dejesús  que se convirtió en el complemento ideal en la zaga central, dejando de lado al experimentado Ezequiel Muñoz. Asimismo, Armando Méndez en el lateral derecho cumplió y en silencio se volvió uno de los pilares. Firmeza, destreza y carácter con su particular físico para clausurar su andarivel que era uno de los puntos débiles del equipo. También, Sasha Marcich por el carril izquierdo no desentonó.

En la mitad de la cancha, también varios futbolistas se afianzaron. Agustín Medina fue la rueda de auxilio para complementar ese cerrojo defensivo, ya que el juvenil le aportó frescura y dinamismo al mediocampo para que Agustín Cardozo pueda soltarse en la faz ofensiva. Las asistencias ante Vasco y Vélez no fueron casualidad.

Sobre el final, más vale tarde que nunca, Pellegrino encontró los intérpretes para el Lanús que empezó a cranear desde el día que asumió. En el segundo semestre seguirá en tres competencias: Copa Argentina, Sudamericana y Torneo Apertura. La idea es seguir afianzando en pos de conseguir alguno de los tres objetivos.

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