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Revelaron qué pasó realmente entre Paul Newman y Pinky

Vintage. El actor estadounidense y la diva argentina se conocieron en una edición del Festival de Cine de Mar de Plata, cuando corría 1962. 

Paul Newman y Pinky

Paul Newman y Pinky.

Corría 1962 cuando Paul Newman y Pinky coincidieron en la quinta edición del Festival de Cine de Mar del Plata. El actor fue invitado para representar la película "El Buscavidas" y la diva argentina estaba cubriendo el evento.

"Yo estaba más rayada que un plumero y Canal 9 tenía una inversión muy grande en mí, estaban desesperados. El gerente venía a mi casa a darme de comer en la boca. El canal me mandó a Mar del Plata para que me distrajera", contó Pinky en una oportunidad. 

Apenas llegaron les informaron que el "microlin", el cable que se necesitaba para transmitir, no funcionaba. Entonces Pinky decidió volver a Buenos Aires, pero la amiga le suplicó que se quedaran.

Ese mediodía se realizaba un almuerzo en el Golf Club, de Mar del Plata, y Pinky conoció ahí a Paul Newman, que se sentó junto a ella. 

Siguieron la charla en la terraza, salieron a caminar y Newman le pidió que asistiera a una exhibición que daría a la noche, Pinky le dijo que no, que se volvía a Buenos Aires pero luego aceptó.

"Era un ser delicioso. Si hubo o no amor, no lo voy a contar porque él significó mucho en mi vida. Fue como mi ángel salvador", diría Pinky. 

La noche anterior a regresar a Nueva York, a modo de despedida, con un grupo de amigos decidieron ir a un boliche. Al intentar cruzar una calle, un auto se les fue encima. 

Paul tomó del brazo a Pinky y descubrió algo que ella tenía guardado: "Estaba pasando un momento tan malo que unas semanas antes había intentado quitarme la vida, y por eso vivía cubriéndome las muñecas usando mangas largas y guantes. Paul se dio cuenta que algo andaba mal conmigo". 

Ambos se subieron a un auto, y él le pidió al chofer que los llevara a dar una vuelta grande por las calles de la ciudad balnearia. 

"Nunca imaginé que una persona que venía de la otra punta del mundo me iba a cambiar tan rotundamente la forma de entender y sobrellevar los altibajos de la fama. Fue como si alguien de algún modo hubiese querido sacarme de la locura que estaba viviendo. Si fue así, no me podrían haber mandado alguien más atractivo", confesaría Pinky.

"Él me dio todos sus números de teléfono, el de Hollywood, el de Nueva York, el de Los Ángeles, pero yo no los usé nunca. Ese era el acuerdo que teníamos. Nos dijimos que una aventura era algo que empezaba y terminaba, y era perfecto y no se tocaba. Yo era asquerosamente famosa y él, él ni hablemos: era el hombre más famoso del mundo", aseguró Pinky.

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