Así es la vida de Piru, el perro adoptado por un placero de Lomas

LA AMISTAD MÁS GENUINA. Hace ocho años, Hernán Anriquez se topó con un can que rápidamente se convirtió en su mejor amigo. Hoy se acompañan mutuamente, siendo complementarios.

Un gesto que les cambió la vida para siempre. El lomense Hernán Anriquez supo encontrar, en 2017, a uno de sus mejores amigos en la Plaza Lagomarsino de Lomas, el espacio donde trabajaba como placero: en una de sus jornadas laborales, un perro callejero se apareció y nunca más se separaron, al punto de adoptarlo y nombrarlo Piru por sus travesuras. Hoy en día, el vecino contó cómo es su vida cotidiana junto a su compañero de cuatro patas y su felicidad de acompañarlo en el crecimiento.

"Piru me siguió durante dos días, mientras yo trabajaba en la Plaza Lagomarsino, y al tercer día decidí adoptarlo y llevarlo a casa, en la calle Vetere. Si bien al principio mi mamá no estaba muy de acuerdo con la idea, rápidamente se encariñó y hoy lo trata como su hijo de cuatro patas", empezó a contar Hernán sobre su historia de amistad con Piru, dejando en claro cómo el perro se acopló perfectamente a la familia, siendo un cambio más que positivo para todos.

Según explicó Anriquez, Piru tenía entre tres y cuatro años cuando se apareció en la Plaza Lagomarcino y decidió adoptarlo, hace ya ocho años. Su gesto, sin dudas, cambió por completo la vida del perro. "En todo este tiempo, él me demostró que los animales son mejores que los humanos. Estoy muy contento de acompañarlo en su vida y que él pueda estar en la mía, siendo complementarios", dijo el vecino.

En todo este tiempo, él me demostró que los animales son mejores que los humanos. Estoy muy contento de acompañarlo en su vida y que él pueda estar en la mía, siendo complementarios.

"Él se caracteriza por ser una mascota muy activa y juguetona, además de un fiel compañero. Hasta duerme la siesta con nosotros, es un perro muy feliz", señaló Anriquez.

Hernán sigue ejerciendo su rol de placero, pero ahora en la Plaza Libertad, por lo que Piru ya no lo acompaña, aunque sí lo sigue cuando sale a realizar las caminatas diarias por el barrio o cuando ensaya con su banda llamada Fase 1.

"Piru no sabe lo que es un collar o una correa, vive libre a su manera. Siempre le pido a Dios que lo proteja y ojalá que pueda vivir muchos años más así nos seguimos acompañamos mutuamente", cerró el lomense, muy emocionado.

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