La casa de Fiorito se convirtió en un santuario para despedir a Diego
DOLOR Y EMOCIÓN. Cientos de vecinos se concentraron en el frente de Azamor 523 para dejar ofrendas, flores, velas y mensajes de todo tipo.
Un pequeño santuario comenzó a levantarse esta tarde frente a la humilde casa de la calle Azamor al 523, en Fiorito, donde Diego Armando Maradona vivió de chico con Doña Tota y Don Diego. Flores, velas, carteles, banderas y mensajes de todo tipo fueron apareciendo con el correr de las horas cuando el shock de la noticia mutó en homenaje y recuerdo.
Los vecinos del barrio, después del mediodía, tímidamente comenzaron a reunirse en el lugar y a rezar en silencio. India fue una de las primeras que lo quiso despedir. Se agachó delante del alambrado que está sobre el frente de la casa y dejó un cartel blanco que con fibrón negro decía: "Diego es nuestro, de Fiorito. X siempre Dieguitooo. Te amamos".
Al rato, un grupo de jóvenes llegó y se puso a desplegar una bandera bien grande. La colgaron de uno de los extremos de un poste de luz y del otro del techo de una de las casas que está al lado. "Mi barrio, Villa Fiorito", dice bien claro el telón con letras azules sobre un fondo amarillo. En el centro, como no podía ser de otra manera, la imagen de Diego.
Por efecto contagio, la gente se empezó a concentrar en el lugar. Algunos solo pasaban a persignarse. Otros se quedaban un rato en silencio, con la cabeza gacha en señal de respeto. "La verdad que me dolió un montón, justo estábamos por almorzar y se me fueron las ganas", soltó Elvira, vecina que desde hace 60 años vive enfrente de la casa.
Liz cortó flores del patio de su casa, las puso en una botella de plástico cortada, les tiró un poco de agua y las dejó en la vereda en señal de respeto. Para ese entonces, ya había infinidad velas prendidas, banderas de Boca, fotos de Maradona cuando vivía en Fiorito y ofrendas de todo tiempo. El distanciamiento no fue posible. Todos querían estar.
La casa de Azamor 523 desde hace años que no es de los Maradona. Cuando Diego comenzó a progresar en su carrera como futbolista, los directivos de Argentinos Juniors, donde jugaba, le regalaron una casa en Villa Del Parque. En ese entonces, fue cuando Doña Tota se fue a vivir con su hijo, y le cedió la propiedad a una vecina, María Gaitán.
Más allá de eso, por la historia y por lo que significó, hay distintos proyectos para preservar la casa y convertirla en un museo o en un "centro de inclusión" para el barrio. El Concejo Deliberante de Lomas de Zamora, en la sesión previa al 30 de octubre pasado, cuando Maradona cumplió 60 años, declaró al inmueble como Patrimonio Cultural.
El proyecto fue impulsado por Mariano Planchón, Jonathan Olivera y Nahuel Palomo, pertenecientes a la Agrupación "Nos Une La Patria" y grandes admiradores de Maradona. Los tres, hace poco, le hicieron llegar la idea a Marina Lesci, presidenta del HCD, quien no dudó ponerse al frente de la iniciativa para que sea aprobada en el recinto.
"El reconocimiento al primer hogar de Maradona va en sintonía a lo que él históricamente transmitió. Nunca resignó ni se olvidó de sus raíces, siempre reconoció a quienes lo ayudaron a formarse. Ese gesto se replica a todo ámbito de la vida. Diego es el ejemplo de que los grandes sueños cumplidos, detrás tienen un colectivo que los apoya, en este caso la familia ya que en innumerables entrevistas él recuerda la infancia que tuvo, a la mamá y el padre junto a todos sus hermanos. Nadie se realiza solo", deslizó Palomo tras la aprobación de la ordenanza.
Entrada la tarde, ante la llegada de los móviles de televisión y de periodistas de distintos medios, fueron muchos los vecinos que se acercaron a contar una anécdota sobre Maradona o mostrar una foto que guardan como un tesoro. Entre los recuerdos algunos exhibieron imágenes que guardan del equipo de Estrella Roja o de Diego en el barrio.
El dolor, la angustia y la desazón por momentos se convirtieron en desahogo y los más jóvenes cantaron canciones en su homenaje.