Finalizan las obras en el edificio propio de la Escuela Especial Nº503
Histórico. El Municipio avanza con los últimos detalles previos a la inauguración que será la próxima semana.
Después de 17 años de lucha y reclamos, la Escuela de Educación Especial Nº503 va a tener su edificio propio. Desde el Municipio avanzan con los últimos detalles de la histórica obra en Temperley Oeste.
"El próximos miércoles va a ser la inauguración del edificio que está quedando muy lindo. Estamos felices porque es un lugar que tiene todas las características que necesitan los estudiantes como espacios grandes, salones amplios y también dependencias para el equipo técnico que antes no teníamos", expresó la directora de la escuela, Cecilia Salinas, quien está supervisando las obras junto a la comunidad educativa y las familias de los alumnos.
Los trabajos se desarrollan en la calle J. M. Fernández, entre Guido Spano y Soler, dentro del predio de la exalgodonera. Allí construyeron cinco salones, oficinas, una sala especial para kinesiología, un salón para distintas actividades, un comedor, baños y un patio con juegos adaptados.
"Hace 17 años que venimos reclamando por una obra que comenzó, después estuvo paralizada y se reactivó gracias al Municipio y a la Provincia que nos escucharon. Hay mucho entusiasmo en las familias que también acompañaron los distintos trabajos en el lugar y ahora esperan por la inauguración que va a ser una fiesta", remarcó Salinas, que arrancó en el establecimiento como docente hace más de 20 años y atravesó todo el proceso de marchas y contramarchas.
Para que sigan con las clases hasta que concluyan las obras, el Municipio alquiló desde el año pasado un espacio ubicado sobre Sixto Fernández y Oliden que fue acondicionado según las necesidades de la institución domiciliaria y hospitalaria que trabaja con 60 estudiantes con discapacidad motora (la mayoría con silla de ruedas) y tiene 55 docentes.
La Escuela Nº503 funcionaba anteriormente en la vieja casa de los caseros de la Primaria Nº14, donde el espacio para el desarrollo de las actividades era muy chico. "No había salones propios, los chicos comían dentro de las aulas y los docentes tenían que hacer malabares para trabajar. Pasaron tantos años que ya no creíamos que iban a hacer el edificio así que es una emoción enorme ver que la escuela ya está casi terminada", destacó Cecilia, que es directora desde 2016.