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En Lomas, un club lleva casi un año a puertas cerradas y hoy lucha por la Ley de Asociaciones Civiles

Entrevista. El Falucho de Temperley había iniciado en octubre del 2019 la construcción del tinglado de su cancha y a pocos días para terminarla arrancó la cuarentena. En todo ese tiempo no pudo abrir y hoy luchan por la Ley de Asociaciones Civiles.

Desde el inicio de la cuarentena, La Unión ha ido reflejando historias alrededor de los clubes de barrio. Relatos de solidaridad con la comunidad, de ideas para acompañar a los socios y de iniciativas pensando en la vuelta. Pero ninguna tan particular como la del Falucho de Temperley.

En octubre de 2019 y gracias a un acuerdo con el Municipio, el club de Villa Galicia había iniciado una importante obra para techar la cancha y poder mejorar las instalaciones. Por este motivo, el club detuvo toda la actividad hasta que finalizará la colocación del tinglado y la estructura. Esto estaba avanzado casi hasta su punto de inauguración pero, en marzo, con la llegada de la pandemia y la cuarentena, todo se pospuso. Y hoy, cinco meses después, están cerca de cumplir un año a puertas cerradas.

Mario Caputini, presidente de la institución, contó la particularidad de esta situación y cómo la atraviesan en el día a día. “El tinglado era un avance enorme para un club que había estado cerrado y judicializado. Estábamos levantando la cabeza con más de 600 personas concurriendo a las distintas actividades y a días de inaugurar nos agarró la pandemia. Es increíble cómo se dio todo porque logramos superar estos 4 años tremendos, repletos de tarifazos y palos en la rueda, y ahora que mirábamos las cosas con otra perspectiva, nos apareció el Coronavirus”, lamentó el dirigente.

Si bien aún no cumplen un año, en su mente y en la de la Comisión Directiva está la idea de no volver a abrir hasta que no bajen los casos, algo que puede extenderse si las estadísticas siguen siendo las actuales. “Hoy, si me preguntás, yo no abriría aunque habilitasen actividades, porque sería una zona de contagio enorme. Yo pienso que no vale la pena probar que pasa. Soy consciente de la gravedad de lo que puede ocurrir y no quiero apurar la vuelta innecesariamente”, declaró.

En su rol como presidente, Caputini lleva más de 20 años. En una de las peores épocas del país, agarró el ‘fierro caliente’ que era el Club Falucho. Allá por el 2000, una serie de denuncias por situaciones extrañas con los fondos de la institución y lo recaudado de unas rifas generaron que la institución quede al borde del cierre. Un grupo de padres le pidió que colaborara para que ello no ocurriera y así inició un camino que lo trajo hasta esta actualidad.

“Curiosamente, ya en el 2000 estaba la idea de hacer el tinglado. Se hizo una rifa por un auto y al ganador no se lo entregaron. Y se quedaron con la plata. Eso trajo aparejado un juicio y el cierre preventivo del club. Fue ahí que me llamaron y me puse a trabajar para reabrirlo. En un año hice 27 viajes a La Plata por temas de personería jurídica. Me hice cargo de una responsabilidad enorme y fue una negociación larga pero lo hice pensando en los chicos: ellos no tiene la culpa de las cagadas que se mandan los grandes”, expresó.

“Los domingos que eran mi día libre, fui arreglando todos los papeles del club hasta que los puse en orden. Logramos la tenencia, nombramos una comisión normalizadora, hubo elecciones y todo como debe ser. Fue una batalla realmente y, hoy por hoy, los clubes estamos inmersos en otra que, esta vez, requiere de un trabajo mancomunado para lograr ganarla”, indicó, en referencia a la Ley de Asociaciones Civiles.

Sobre este tema, el dirigente local que colabora con Feceas fue claro: “Necesitamos esta ley si o si”. “Siempre que nos juntamos a charlar los dirigentes, yo digo lo mismo: los clubes llegamos donde no llega el Estado. Se inunda un barrio, hay una pandemia, pasa algo, nosotros ponemos el club a disposición. Cumplimos una función social clarísima, sacamos a los pibes de la calle y les damos contención. Lo único que pedimos es que el Estado nos acompañe y no queremos que nos regalen nada: estamos pidiendo blanquear situaciones, que nos controlen todo lo que quieran pero que nos acompañen”, indicó.

Y cargó contra los legisladores de Cambiemos. “Yo siento que no hay voluntad de tratar el tema. Siento que traban la ley por trabarla. Le quieren pegar un tiro en la cabeza a los clubes y no aceptan nada: ni tratarlo en el Congreso ni que salga por decreto. Y mientras tanto el tiempo pasa y nosotros seguimos esperando”, cer

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