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Lograron sobreponerse a la discriminación y ahora se ocupan de concientizar

historias de vida .

Son hermanas y vecinas de Lanús. Valentina sufrió bullying y Sofía, discriminación por su escoliosis. Escribieron dos libros y crearon perfiles en las redes sociales, con el objetivo de colaborar con quienes pasan la misma situación. “Un comentario puede significar que la persona se pregunte si vale la pena seguir viviendo”, alertan.

Sofía (25) y Valentina (19) Mauri son hermanas y viven en Lanús. Durante su infancia y adolescencia, debieron atravesar distintas situaciones dolorosas, corporales y emocionales, ya que fueron víctimas de la discriminación y el bullying. Gracias al amor y a la contención de la familia y de profesionales, lograron sobreponerse y quieren ayudar a los que atraviesan una situación similar: cada una escribió su propio libro y Sofía presentó en marzo un proyecto de ley que trata sobre las prótesis importadas y quiere formar una ONG.

“Dos hermanas, dos vivencias, dos misiones de ayudar a quienes viven lo que vivimos nosotras”. Así se presentan antes de contar sus historias de vida, diferentes pero que se unen en la lucha, para aportar su granito de arena y colaborar con quienes atraviesan una situación similar.

Valentina cuenta que desde los 5 años sufrió bullying constantemente, a causa de su sobrepeso, y por usar lentes y tener la piel “muy blanca”. “Nunca vas a ser nuestra amiga porque sos fea”, fue la primera frase de rechazo hacia ella, en pleno jardín. “Al principio no me importaba, porque llegaba a casa y me llenaban de amor. Eso me servía para juntar fuerzas e ir al colegio al otro día”, recuerda. Soportó esa constante discriminación y luego, en la secundaria y cuando ya no sufría sobrepeso, el motivo de las cargadas era por su personalidad.

“Me di cuenta que nadie tiene por qué decirme cómo tengo que ser o intentar cambiarme”, dice la joven de 19 años, sobre el momento en el que decidió terminar con las agresiones verbales que recibía, cuando cursaba quinto año en la secundaria. “Empecé a responder a esas discriminaciones, siempre con respeto y nunca con más bullying porque no era la solución. Todos se sorprendieron y dejaron de molestarme al poco tiempo”, destaca.

La escoliosis es una patología de la columna vertebral que tiende a torcerla y puede llegar a tener dificultades en la salud, como en los pulmones o el corazón. “Mi problema empezó a los 6 años”, revela Sofía, quien debió comenzar con kinesiología y natación para mejorar su calidad de vida, además de la utilización de un corset, ya que su problema no era operable. “Los hombros desparejos, la postura y el corset eran temas de discriminación. Las miradas hablaban por sí solas”, admite.

A los 12 años, la curvatura de su columna ya era de 70 grados, por lo que debió ingresar al quirófano por primera vez. Le colocaron una prótesis, pero su cuerpo la rechazó y, tras dos intervenciones más, debieron reemplazársela. En su última operación, la más compleja y en la que debió estar internada por un mes, le colocaron el sistema halo cefálico para estirar la columna vertebral de manera natural, sin que se dañara la médula. “Por todo esto, aprendí a ser adulta desde muy chica”, asegura la joven de 25 años, que es enfermera y estudia medicina. En su Instagram y Facebook, se pone en contacto con la gente y cuenta su experiencia.

Ya no son víctimas de bullying, pero Valentina y Sofía saben que hay muchas personas que atraviesan por una situación similar a la que ellas vivenciaron hace unos años. Es por eso que escribieron su propio libro, llamados “Bullying: vive y deja vivir” (el de Valentina, en el mercado a partir de septiembre) y “Más allá de la escoliosis” (el de Sofía, ya a la venta), con el objetivo de concientizar a la sociedad.

Sofía, además, presentó en marzo un proyecto de ley al Congreso de la Nación sobre implantes: trata sobre la cobertura 100% de prótesis importadas para las Artrodesis Vertebrales por Escoliosis, ya que son muy costosas. También tiene como meta crear una ONG para poder abarcar más ámbitos en ese objetivo que es la ayuda desinteresada.

“Nos apoyamos entre nosotras, en la familia, en nuestro círculo íntimo y en la contención psicológica. Fueron fundamentales para que ambas superemos las situaciones que afrontamos”, marca Sofía.

Resilencia es una palabra que utilizan como estandarte y como estilo de vida. Su significado no es muy conocido, pero tiene un valor muy importante y así lo cuentan las hermanas: “Es poder convertir todo lo malo en algo positivo y ayudar a los que pasan por la misma situación. Guardar los recuerdos malos y dejar solo los buenos, con la enseñanza que te dejaron”.

“Nos apoyamos entre nosotras, en la familia, en nuestro círculo íntimo y en la contención psicológica. Fueron fundamentales para que ambas superemos las situaciones que afrontamos”, marca Sofía.

“A todos los que sufren bullying, les digo que luchen por ser ellos mismos, que busquen ayuda y que sepan que se puede salir adelante. A la sociedad le pido que tenga cuidado y mida sus palabras, porque ese comentario puede significar que la persona agredida se pregunte si vale la pena seguir viviendo”, concluye Valentina, que brinda ayuda a través de Instagram y Facebook<

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