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El día que un temperlino tocó el cielo en Paris y se hizo leyenda

Un nuevo aniversario para un logro histórico de un deportista local. A 16 años de que Gastón Gaudio ganara Roland Garros y se transformara en el segundo argentino en lograr este Grand Slam, Roberto Carruthers recuerda su paso por el Temperley Lawn Tennis, donde el "Gato" dio sus primeros pasos en el deporte.

6 de junio de 2004. El imponente estadio Philippe-Chatrier de Roland Garros, repleto y latiendo al ritmo de música argentina, era testigo de una final inolvidable, de un partido increíble y que tenía todos los condimentos posibles. Allí, en un duelo vibrante como cambiante, un chico formado en el Temperley Lawn Tennis, con fuertes raíces sureñas, daba el gran batacazo ante la mirada del mundo del tenis y se quedaba con el Grand Slam más querido por los argentinos.

6 de junio de 2020. Ese joven ya no juega más al tenis, ahora es capitán del equipo  nacional de Copa Davis y lo disfruta desde otro lugar, pero ese partido, 16 años después, sigue vigente para todos, en especial para los que vieron nacer a este crack.

Ese joven de 25 años era Gastón Gaudio, que levantó un partido increíble a su compatriota Guillermo Coria, que era el favorito para alzar el trofeo, luego de perder por amplio margen los dos primeros sets  (0-6 y 3-6) y se transformó así en el segundo argentino en quedarse con el torneo más importante sobre polvo de ladrillo al imponerse en los últimas tres mangas por 6-4, 6-1 y 8-6.

Ese chico que llegó a lo más alto del tenis mundial es el mismo que, con 12 años, llegaba por primera vez al club temperlino y empezaba a dar sus primeros pasos de la mano de Roberto “Kiko” Carruthers, reconocido tenista de los años 80 y uno de los primeros entrenadores del “Gato” en su carrera tenística.

“Él comenzó en Atlético Temperley y luego, con 12 años, vino a mi escuela en el Temperley Lawn Tennis.  Y ya en ese momento se veía que tenía un talento enorme, una mano impresionante. Se veía que podía llegar muy lejos,  pero a veces perdía partidos increíbles por el tema de carácter. Tenía un talento como pocas veces he visto”, recordó Carruthers, uno de los formadores de Gaudio, a 16 años de que un temperleino llegara a lo más alto del tenis mundial, en diálogo con Diario La Unión.

Y sobre esos primeros años, agregó: “El se potenciaba solo, tenía un talento único, lo que le costaba era correr. Y era lógico porque manejaba la raqueta como los dioses. Pero a medida que fue creciendo se dio cuenta que no le alcanzaba con manejar todos los golpes y ahí le endosó lo físico. Por eso llegó a donde llegó”.

De ese primer día, y como luego hiciera en la cancha más importante de Roland Garros, Gaudio cautivó a todos con su talento. Tan es así que, gracias a su juego, rápidamente se sumó al equipo de primera del Temperley Lawn Tennis para disputar el torneo de Interclubes y lo hizo durante tres temporadas, siendo un jugador valioso para sostener al club en el elite del tenis nacional durante parte de la década del 90.

“A todos nos sorprendió como manejaba la raqueta, no había nada que enseñarle. Era decirle 'jugá y corré', nada más. Hacía todo con las manos. Le gustaba más pavear y estar afuera que jugar en la cancha, pero era un talento pocas veces visto. A veces entrenaba y se enojaba porque no le salían las cosas, y era lógico porque eran sus primeros pasos. Le costó mucho. En un momento estuvo a punto de dejar el tenis, pero Hermán Gumy (reconocido tenista de los años 90 y también de Temperley) lo ayudó un montón en ese momento y convenció para que siguiera. Después tuvo su recompensa y se transformó en uno de los dos argentinos en ganar Roland Garros (el otro es Guillermo Vilas)”, detalló “Kiko”, presidente del Temperley Lawn Tennis y miembro de la consejo directivo de la AAT.

Todo ese esfuerzo durante su proceso formativo que contó uno de sus primeros entrenadores, tuvo su recompensa aquel de 6 de junio de 2004. Y por eso hoy, a 16 años de aquel hito, Lawn Tennis Club pude decir sin exagerar que formó a un campeón de Roland Garros.

“Para nosotros es un orgullo y por eso, desde ese 6 de junio de 2004, hoy es un día muy especial, un recuerdo imborrable. Y todavía me lo acuerdo como si fuese hoy, acá se llenó de periodistas, era una locura. Y más como se dio todo. Coria había arrancado mucho mejor, después Gastón lo fue emparejando y llegó lo del calambre de Coria, que no podía correr, y se pusieron 2-2. Después, en el quinto, todo más parejo, Coria no aprovechó su momento (desperdició dos match point) y ahí dije que iba a ser de Gastón. Y fue así. Cuando tuvo su chance, acertó. Y acá fue una locura. Todavía hoy me acuerdo de ese partido”, concluyó.

https://youtu.be/IoFZGomWmqw

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