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El Rosedal sobrevive y espera

En Temperley. A puertas cerradas, el club no tiene ingresos y crecen los temores. ?Este primer mes de cuarentena lo pasamos, el que viene veremos cómo, pero para el otro se ve todo complicado?, dicen.

El Rosedal recibe a decenas de vecinos a diario en el corazoacuten de Temperley Oeste

El Rosedal recibe a decenas de vecinos a diario en el corazón de Temperley Oeste.

La situación del Club El Rosedal en la cuarentena se ajusta a las historias que cuentan desde otras latitudes en el Sur. Las puertas cerradas son un problema grande para la institución y, por el momento, sólo pueden esperar.

Desde que se inició la cuarentena y se cancelaron las clases en las escuelas, la entidad de Temperley decidió no abrir más. Hoy, después de un mes, la incertidumbre sobre el futuro crece día a día. “Este primer mes de cuarentena lo pasamos, el que viene veremos cómo, pero para el otro se ve todo complicado. No sólo desde lo económico que ya es un problema sino para sostener al club porque la gente no va a venir corriendo cuando digan que se levanta el aislamiento. Va a llevar un tiempo”, explicó Ariel, integrante de la Comisión Directiva y coordinador del fútbol del club. “Este mes pudimos pagar las boletas de servicios porque teníamos un dinero ahorrado, pero el próximo mes ya no sé cómo haremos”, agregó.

Entre otras actividades, la Escuela de Fútbol y el gimnasio son los que más público mueven en la entidad. Para la primera organizan charlas una vez por semana y para la segunda se arman videos con rutinas por Instagram, pero nada de ello genera dinero. “Cada área trata de mantener activo a su público con la idea de que no olviden al club y saber cómo están o si precisan algo de nuestra parte, pero lógicamente es difícil”, indicó.

El Rosedal forma parte de la Federación de Clubes y Entidades Afines del Sur (Feceas) y a través de ellos se sumaron a una carta que enviaron a la Secretaría de Deportes de la Nación solicitando asistencia en lo económico, prórroga de vencimientos impositivos y seguridad en los clubes durante la cuarentena. “Hay muchos clubes que tienen empleados y a ellos se les complica aún más porque a los fijos tenés que agregarles sueldos y si no generás, es imposible. Nosotros sólo tenemos un muchacho que se encarga de la limpieza y hoy le estamos dando una mano pese a que el club está cerrado. Es un panorama incierto”, resaltó.

Más allá de lo estrictamente económico, el club cumple funciones sociales sosteniendo a decenas de chicos que evitan las tentaciones de la calle o las malas compañías. “Vivimos peleando para generar un ambiente familiar. Yo me crié acá y conozco al club como si fuera el patio de mi casa. Lo que más queremos es fortalecer el sentido de pertenencia de los chicos y mantener el ambiente agradable que caracteriza a la institución. Nosotros somos parte del barrio y le damos vida también”, apuntó Ariel. Como sustento de esta postura, el club le apunta al futsal y al fútbol competitivo, lo que sumado al fútbol infantil le daría una continuidad de 30 años a cada persona que ingrese desde peque

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