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La situación del Instituto Lomas en medio de la pandemia

en alerta. Por la suspensión de clases, la escuela de gestión social, tiene algunas dificultades. Sólo el 25% de los estudiantes están pagando la cuota.

La suspensión de clases por el aislamiento preventivo y obligatorio trajo varias dificultades para las escuelas de gestión social. Desde el Instituto Lomas están en alerta y piensan en alternativas para poder sostenerse.

El establecimiento ubicado en Meeks 654 depende tanto de las cuotas abonadas por las familias como de los propios ingresos que los trabajadores destinan a la cooperativa. Ambas situaciones se encuentran afectadas por la cuarentena.

"Como es una escuela sin fines de lucro, cobramos una cuota muy barata que actualmente la paga un 25% de la matrícula. Es una comunidad educativa vinculada a trabajadores y sectores vulnerables, y muchas familias no están bancarizadas", expresó el docente Emmanuel Miranda.

Para sostener el edificio, abonar las cargas y los sueldos de trabajadores que no están subvencionados, cada docente deja un porcentaje de su salario a la escuela. "Aunque duplicamos el aporte y dejamos cada vez más a la institución, apenas llegamos a cubrir lo de los subvencionados y llevamos varios meses de retraso con los servicios", remarcó Miranda, que también es prosecretario del Consejo de Administración del ILZ.

El Instituto, que tiene 79 años de historia y 67 como cooperativa, está compuesto por 102 trabajadores y 735 estudiantes. "No somos del Estado, pero tampoco una escuela privada. Estamos en una situación compleja y ya venimos de cuatro años de neoliberalismo en los que sufrimos un embate muy fuerte", destacó Emmanuel.

Una posible solución sería poder obtener una línea de crédito de tasa 0% o la inclusión en el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción, señalaron.

Las instituciones de gestión social funcionan como cooperativas, asociaciones civiles y fundaciones sin fines de lucro que conciben a la educación como un derecho humano. De hecho hay muchas que surgieron como escuelas recuperadas por la crisis de 2001. "Necesitamos que nos reconozcan y nos convoquen a resolver este problema", indica