El origen de los cercos: una creación lomense

se utilizan de DIVERSOS MATERIALES para DIFERENTES CAUSAS. Cómo surgieron estas estructuras, que hasta hoy en día sirven para delimitar un espacio.

Los cercos para delimitar los terrenos, propiedades o chacras han variado con el paso del tiempo, tanto en su estructura como en los materiales para su construcción. Norberto Candaosa, Miembro del Instituto Histórico Municipal, fue el encargado de contar el origen de dichas estructuras emparentadas, según su información, a la localidad de Lomas.

Aproximadamente en 1750, con una provincia y una localidad en la que el campo predominaba el horizonte, las delimitaciones en los terrenos todavía no se presentaban como un problema para los dueños. Con la llegada de la ganadería, comenzó el hábito de marcar un límite entre las propiedades para no mezclar los animales. Las zanjas, con una profundidad considerable, fueron el primer medio que se utilizó. Estaban hechas fundamentalmente por los vascos, que eran especialistas en la materia.

los escoceses en santa catalina hicieron un cerco vegetal de tala para evitar que ladrones se roben las vacas.

Con el paso de los años, la agricultura tomó un rol predominante y desplazó a la ganadería: los animales que quedaban ya se utilizaban para optimizar este trabajo en las chacras y cruzaban las zanjas para alimentarse de las plantaciones vecinas.

“Nuestro patriarca fundador, Don Tomás Grigera, fue el encargado de inventar, aproximadamente en 1820, el primer cerco hecho de tuna”, contó Candaosa sobre el primer registro conocido, para luego proseguir: “Después aparece otro cerco vegetal, que los colocaban los escoceses en Santa Catalina, el de tala, que es un árbol bajo y con espinas que no dejaba pasar a las vacas y a los ladrones. Hoy en día ya no queda casi ninguno”.

El primer lugar cercado con alambre en Argentina fue la quinta del Cónsul del Reino de Prusia, que era una estancia a la altura del Río Matanza y que en ese momento pertenecía al partido de Lomas de Zamora. Allí se utilizaron postes y un alambrado para cercar tres de los cuatro límites existentes. Actualmente, ese espacio pertenece al aeropuerto de Ezeiza.

También se le atribuye a los lomenses el cerco de chapas. Las mangas de langostas se acercaban volando y causaban grandes estragos e incluso desovaban en las chacras, entonces para combatir a las larvas y que no salten hacia las plantaciones se colocaban estas chapas de 50 o 60 centímetros de alto. Según contó Candaosa, este hecho se recuerda principalmente por una invasión que se produjo en 1897.

Norberto avanzó varias décadas para adelante e hizo foco a los cercos más modernos y que se pueden observar en la actualidad: “El de alambre tejido fue colocado más que nada por la seguridad o la invasión de algún animal doméstico, como así también el que está hecho de ligustrina. El sentido de propiedad y de pertenencia, para cuidar lo que es de uno