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Rebeldes liberan a rehenes en Mali pero sigue la tensión con el gobierno

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Separatistas tuareg del norte de Mali liberaron hoy a 30 funcionarios, a los que habían secuestrado ayer en Kidal luego de intensos choques en esa zona entre los rebeldes y fuerzas de seguridad del gobierno del país africano, que acusó a la insurgencia de violar un acuerdo de paz firmado el año pasado.

Según Fousseyni Tounkara, jefe de programas de la televisión estatal ORTM, que se encontraba entre los funcionarios secuestrados, los cautivos fueron entregados por los milicianos tuareg del Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA) a las fuerzas de la misión de la ONU para Mali (MINUSMA).

"Estoy muy contento de haber sido liberado", dijo Tounkara en declaraciones a la agencia de noticias EFE.

Coincidiendo con la primera visita del primer ministro maliense, Musa Mara, a la ciudad septentrional de Kidal, principal feudo de los rebeldes tuareg, el fin de semana estallaron enfrentamientos entre milicianos y fuerzas gubernamentales que causaron 36 muertos y 87 heridos, según el Ministerio de Defensa.

El titular Defensa, Soumeylou Boubeye Maiga, dijo hoy que el gobierno considera los sucesos violentos en Kidal una violación de los acuerdos de paz firmados en junio de 2013 entre Bamako y los rebeldes tuareg en la capital de Burkina Faso, país vecino que actuó como mediador en el conflicto.

Maiga remarcó además que, tras lo ocurrido, el Ejecutivo "está en su derecho de reforzar sus posiciones" en Kidal, a la que, entre el sábado y hoy, envió unos 1.500 soldados de refuerzo.

Mali está inmerso en una honda crisis desde marzo de 2012, cuando el presidente Amado Toumani Touré fue derrocado por un golpe de Estado de militares que reclamaban al gobierno una posición más firme respecto a los tuareg, un pueblo nómade sahariano extendido por Argelia, Libia, Níger, Mali y Burkina Faso.

Mientras, aprovechando el vacío de poder, el MNLA proclamó al mes siguiente la independencia de Azawad, un territorio de unos 850.000 kilómetros cuadrados que comprende las ciudades de Tombuctú, Gao y Kidal, ciudad base del liderazgo tuareg.

El 18 de junio del año pasado, el gobierno de Mali y los rebeldes alcanzaron un alto el fuego y consensuaron un acuerdo marco para poner fin a las hostilidades, permitir el regreso de la Administración central a Kidal y comenzar negociaciones de paz.

La firma del acuerdo supuso la entrada en vigor de un alto el fuego y permitió la celebración de las elecciones presidenciales de julio pasado, en las que fue elegido Ibrahim Keita.

A cambio, las autoridades de Bamako se comprometieron iniciar conversaciones de paz de las que los tuareg esperan que se determine el estatus administrativo de Azawad y estrategias de desarrollo para la zona.

Sin embargo, casi un año después, las negociaciones están estancadas y la situación parece lejos de solucionarse, a pesar de que el premier, que ayer abandonó Kidal, había anunciado que su visita tenía por meta mostrar el compromiso con el desarrollo del norte maliense y de impulsar la reconciliación nacio

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