Estados Unidos arrojó la "madre de todas las bombas" contra el EI
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Se trata de la bomba no nuclear más grande que existe, de unas 10 toneladas para destruir cuevas y túneles. Fue dirigida a Nangarhar, Afganistán, contra los yihadistas.
Estados Unidos arrojó por primera vez en un conflicto la "Madre de todas las bombas" contra un complejo de túneles del Estado Islámico (EI) en la provincia de Nangarhar, Afganistán. Es la primera vez en la historia que Estados Unidos utiliza la bomba GBU-43 Massive Ordnance Air Blast (MOAB), un gigantesco proyectil de unas 10 toneladas de peso, diseñado para destruir complejos de cuevas y túneles subterráneos.
La provincia de Nangarhar, en el este afgano y cerca de la frontera con Pakistán, es la remota región en la que los yihadistas del EI se han asentado para ampliar su presencia en la que llaman provincia de Jorasán (parte de su autodeclarado califato).
Según la misión de la OTAN en Afganistán, Apoyo Decidido, el número de integrantes del EI en el país se ha reducido a la mitad en los últimos dos años y ha perdido más del 60% del territorio que controlaban gracias a los operativos de las tropas, que se concentran ahora en Nangarhar.
El uso de la "Madre de todas las bombas", que mata con la imponente presión de aire que genera, indicaría que la zona estaba ampliamente ocupada por operativos e instalaciones del EI, sin evidente presencia civil.
El Pentágono aseguró que "se tomaron las precauciones para evitar víctimas civiles", pese a que el proyectil, que es guiado al objetivo solo durante la caída, no es considerada de precisión.
Además, el uso de este proyectil es un mensaje de combate claro hacia el EI y sirve de muestra al mundo del poderío militar estadounidense.
Según CNN, el Pentágono ha enviado drones de reconocimiento y está utilizando satélites para cuantificar el daño y resultado del lanzamiento de la bomba.
Esta demostración de fuerza se suma al reciente ataque a una base aeronáutica militar siria con 59 misiles crucero y la aproximación del portaaviones Carl Vinson a las costas de Corea del Norte, y marca una nueva tónica que se inició con la presidencia de Donald Tr