Mirta Busnelli protagoniza “La savia”, en la nueva programación del Cervantes
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Dirigida por el sanjuanino Ignacio Sánchez Mestre, la obra recorre el universo cotidiano de una lectora madura, capaz de transformarse gracias a su relación con los libros y las plantas.
Mirta Busnelli protagoniza "La Savia", escrita y dirigida por el sanjuanino Ignacio Sánchez Mestre, donde recorre el universo cotidiano de una lectora madura, capaz de transformarse gracias a su relación con los libros y las plantas e imaginación, que podrá verse desde el domingo en la renovada sala Luisa Vehil del Teatro Cervantes.
Sánchez Mestre, joven dramaturgo, director y actor, imaginó una geografía de renacimiento en torno a dos acepciones de "savia": como líquido que circula por los vasos conductores y transporta el alimento de las plantas, pero también juega con el significado de la palabra cuando se usa para nombrar el elemento que da vida a las cosas.
Busnell es la intérprete elegida para el cuarto trabajo del autor, un recorrido por los vaivenes de la madurez, quien ya aportó su particular mirada, generosa en humor, como escritor y director en "demo" (2012), "Lunes abierto" (2014) y "Despierto" (2016), y su ductilidad actoral en "Polite" de Pablo Sigal.
La actriz de vasta trayectoria en teatro, tiene un recorrido televisivo ligado a la comedia del prime time, con recordadas creaciones en "Graduados" "Los exitosos Pells" y la reciente "educando a NIna", tres tiras de Telefe, conversó con Télam, antes del estreno del domingo.
Télam: ¿Cómo es su personaje en "La Savia"?
Mirta Busnelli: Se llama Elsa, una mujer de mi edad, quien gradualmente se descubre atravesando un momento especial de la vida, a partir de sus olvidos. Mi criatura es una gran lectora e intenta coquetear con la escritura como recurso para conservar los recuerdos.
T: ¿"La savia" es una obra sobre la memoria?
MB: Recorre un proceso vital, un renacimiento para destacar un concepto: la vida nace y muere todos los días. Aunque mi criatura, gran lectora, coquetea con la escritura como recurso para conservar sus recuerdos, la puesta pone a dialogar distintos planos: onírico, real e imaginario. Algunos seres (el público con el desarrollo de la trama podrá descubrir si son verdaderos o no) surgirán del cruce entre esos discursos. La puesta pone a dialogar distintos planos: onírico, real e imaginario. Algunos seres (el público con el desarrollo de la trama podrá descubrir si son verdaderos o no) surgirán del cruce entre esos discursos. Ella se relaciona con ellos y va armando un mundo propio, capaz de permitirle habitar, apropiarse de esa particular etapa.
T: ¿El trabajo en el Cervantes tiene una connotación especial?
MB: Claro, tengo un vínculo con el Teatro y su geografía desde mi infancia. Cuando tenía 10 u 11 años, me mandaban a estudiar danzas a la Escuela Nacional. Recuerdo que entraba al salón ubicado sobre la calle Libertad, asistía a las clases por mandato familiar, era una odisea llegar: me tomaba el tranvía 99 desde Floresta, resultaba un viaje largo y tantas veces estuvo acompañado de abusos imperceptibles, las "apoyaturas" masculinas. De todos modos, el kiosco de enfrente del lugar me daba alegría. La felicidad se compraba allí: un pancho con Coca, y cuando podía le sumaba el chupetín del Pato Donald. La travesía de mi barrio al centro estaba asociada a la aventura. Soy de la época de la defensa de la educación "laica y libre", y varias veces llegaba a las clases y me encontraba de golpe en medio de las manifestaciones por ese tema, emocionante.
T: La emoción fue un elemento clave en la presentación de "Integral Pavlovsky" realizada también en el Cervantes, donde participaste el mes pasado.
MB: Sí fue maravilloso ver el espacio lleno de gente que iba y venía por sus salas para recordar a Tato (Pavlovsky), una reparación histórica. Participé con la lectura de "Asuntos Pendientes" junto a Gabriel Goity, Silvio Lang y Gabriela Ditisheim en la Orestes Caviglia. Me pone orgullosa participar de esta suerte de rejuvenecimiento del Teatro, de otro renacimiento (casi como le sucede a mi personaje) de la mano de Alejandro Tantanián, su nuevo director. E junto a Sánchez Mestre me convocaron a fines del año pasado para la obra que se fue terminando de construir en el camino, con el material de nuestras charlas y ensayos. Si bien hice "La importancia de llamarse Ernesto" de Wilde y "El campo"de Gambaro, dirigida por Alberto Ure en el Cervantes, este es un momento tan vital para esas paredes milenarias donde tengo tantos amigos queridos trabajando en la otra sala del espacio y además el domingo puede estrenar una obra de un autor tan joven y talentoso...estoy agradecida a los hados y a las fuerzas por las felices conjunciones.
T: ¿Tiene ganas de volver a la televisión?
MB: No regresaría a una tira diaria, quiero preservarme, pero disfruto cuando hago participaciones acotadas. El año pasado fui la madre de Diego Ramos en "Educando a Nina" y lo disfruté.
"La Savia", con Agustín García Moreno y Constanza Herrera, se presentará de viernes a domingo en Libertad 815, a las