Evangélicos, "outsiders", más conservadores y menos PT, el cocktail que dejaron las municipales

Las elecciones realizadas en medio de la tormenta política brasileña dejaron varias conclusiones: una debacle del Partido de los Trabajadores, un avance derechista y conservador que replica la alianza de Michel Temer, el éxito de los candidatos "outsiders" que promueven la antipolítica, como en San Pablo y Belo Horizonte, y el ascenso de la evangélica Iglesia Universal, que gobernará nada menos que Río de Janeiro.

Sin dudas, entre la primera vuelta del 2 de octubre y la segunda terminada este domingo, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) del ex presidente Fernando Henrique Cardoso y principal aliado de Temer resultó uno de los principales vencedores: será la fuerza que gobernará al 24 por ciento de la población brasileña.

Para ello tuvo un peso central la victoria del magnate Joao Doria como alcalde de San Pablo, las reelecciones en las amazónicas Belém y Manaos y la inédita conquista de Porto Alegre, capital de Río Grande do Sul.

En términos absolutos, la fuerza más grande del país sigue siendo el Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB) de Temer, pero quien tendrá más personas a ser gobernadas será el PSDB.

Sin embargo, el PSDB perdió el control en la estratégica Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, el estado que es el segundo distrito electoral del país en tamaño: con esto el senador Aecio Neves, candidato presidencial en 2014 y presidente del partido, ha perdido fuerza para las presidenciales de 2018.

El que con la caída de Neves en su terruño de Belo Horizonte ha quedado como un vencedor consolidado dentro del PSDB es el gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, candidato presidencial derrotado en 2006 que impuso a Doria en la mayor ciudad del país y le arrebató ayer al PT, por 80 por ciento a 20, el municipio de Santo André, en el Gran San Pablo, llamado el cinturón rojo, porque allí radicó gran parte de la fuerza del ex presidente Luiz Inácio Lula da SIlva.

El ultraconservador Demócratas, también de la base de Temer, había vencido en la primera vuelta la reelección de Antonio Carlos Magalhaes Neto, en Salvador, la mayor ciudad del nordeste y capital de Bahía, un estado gobernado por el PT.

Para el analista Fernando Rodrigues, del portal UOL, el retroceso del PT se hizo evidente: tenía en 2008 la alcaldía de 25 de las principales ciudades y ahora apenas gobernará una capital, Rio Branco, en Acre, estado amazónico límitrofe con Bolivia y Perú.

"No se pueden tomar las municipales para ubicarlos directamente al escenario presidencial de 2018. Si un extranjero llega ahora a Brasil, le diría que analice el perfil de los victoriosos en las tres principales capitales de la región sudeste: San Pablo, Río de Janeiro y Belo Horizonte", recomendó.

En San Pablo Doria, que se calificaba como empresario y "gestor", venció con récord de 53 por ciento en primera vuelta, en Rìo ganó el pastor evangélico Marcelo Crivella, un político de carrera pero con un discurso por fuera de la tradición partidaria, y en Belo Horizonte, por el diminuto Partido Humanista, Alexandre Kalil, famoso por haber sido el presidente de Atlético Mineiro que contrató a Ronaldinho Gaúcho y fue campeón de la Libertadores 2013.

Un dato curioso de este país, según Tom Jobim, es que era tan complejo que "Brasil no es para principiantes" debido a las diversas expresiones e intereses en una nación continental: Lula aparece como favorito en las encuestas para las presidenciales de 2018 pero ninguno de los candidatos que apoyó en persona han vencido. El golpe más duro fue perder San Pablo y no haber vencido en Recife, capital de su estado natal, Pernambuco.

El éxito más resonantes del domingo fue del PSDB como la fuerza que más creció en las elecciones, pero a nivel político con un verdadero sismo a causa de la victoria por el 59 por ciento de los votos contra el socialista Marcelo Freixo del pastor Crivella, hombre fuerte de la Iglesia Universal, dueña de la cadena Record, que enfrentó a varios enemigos.

Además de vencer a la izquierda, que se juntó en torno de Freixo, Crivella derrotó a sectores del PMDB de Temer que cayeron en Río y a la poderosa TV GLobo, enfrentada abiertamente con su competidora Record, cuyo dueño es Edir Macedo, tío de Crivella y fundador de la neopentecostal Iglesia Universal, un culto que se ha expandido con fuerza a la Argentina y otros países.

Ayudado por una abstención de 1,3 millón de cariocas, el senador Crivella, del Partido Republicano Brasileño (PRB), ha llevado al primer plano mundial al bloque evangélico, que cerró filas en el apoyo a Temer y en la destitución de Rousseff y nutre una agenda conservadora, con valores contra la educación de género en las escuelas, cerrar discusiones sobre el aborto y aumentar el valor de las iglesias en la ayuda social con reducción del papel del Estado.

Según la estudiosa del movimiento evangélico Christina Vital, de la Universidad Federal Fluminense, este grupo puede apoyar para 2018 a Jair Bolsonaro, el militar retirado que reivindica a la dictadura y la tortura a detenidos políticos que ha despertado. "Ellos buscan llegar a la cabeza del país, desde donde se hacen las designaciones de los jueces de la Corte Suprema", dijo la especialista.

La penetración de las iglesias evangélicas, y sobre todo el PRB, tiene que ver con las mutaciones del partido, muy parecidas al PMDB. Tienen alas progresistas y conservadoras que los han llevado del apoyo a Rousseff (Crivella fue ministro de Pesca, pero luego apoyó su destitución) y ahora a ser una de las patas en la población de bajos de recursos con las que cuenta Temer.

"Yo creo que hay menos religión y más búsqueda de respuestas por parte de la gente. Crivella es un político conocido que subió por la fragmentación de la derecha y de la izquierda en la primera vuelta. El elector medio, el de las comunidades, está preocupado por el empleo y Crivella fue el que más se acercó a proteger a las personas, les habló del problema actual de ellas", dijo a Télam Ricardo Ismael, de la Pontificia Universidad Católica de Rìo de Jane