Maravilla Martínez: “Somos adictos a la aprobación ajena”
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El exboxeador pisa las tablas del Teatro Maipú de Banfield esta noche con su espectáculo de monólogos de corte humorístico. Antes del show, dialogó mano a mano con La Unión.
“Anduve reparando techos y haciendo tinglados en Banfield y en Lomas con mi viejo, después aparecieron grandes empresas que hacían esos trabajos. También estuve haciendo albañilería, trabajos de soldador y colocando membrana en los techos, en verano era terrible. No tengo recuerdos muy bonitos, no está bueno tener a tu viejo de jefe”, dispara jocoso Sergio “Maravilla” Martínez sobre cómo se ganaba la vida en su juventud, cuando vivía en Claypole, mucho antes de ser un boxeador profesional y de calzarse el cinturón de campeón del mundo.
Esta vez, en lugar de treparse a los techos, se subirá esta noche al escenario del Teatro Maipú de Banfield para presentar su espectáculo “Maravilla & Cía. Malas Compañías”.
Esta puesta en escena del excampeón mundial de boxeo en las categorías superwélter y peso mediano, en esta renovada faceta que encara tras haber colgado los guantes, se trata de un monólogo de humor sobre la confianza y la desconfianza, a cargo del propio Maravilla, junto a Chuly Paniagua y Nico Biffi.
Después de su última pelea, el 7 de junio de 2014, Sergio Martínez fue incursionando en esta nueva aventura en España, siguiendo los pasos de otro expúgil devenido en monologuista que le dio un par de consejos vitales para esta nueva aventura.
Su debut en las tablas fue a lo grande hace un par de años en la temporada veraniega de Villa Carlos Paz, con “A veces me llaman Maravilla” en el Teatro Holiday, y luego siguió por otros escenarios con una propuesta renovada. Antes del show de esta noche en Banfield, Maravilla Martínez dialogó con La Unión, en un mano a mano:
-¿Cuándo surgió el actor?
-Calculo que fue algo progresivo, no fue de un día para el otro. Comenzó con alguien que tomé de referente, alguien que hace monólogos, que es como en España llaman a Stand Up. Se llama Hovik Keuchkerian y también fue boxeador, fue boxeador de peso pesado. Comencé a hablar con él, tratar de hacer lo mismo que él, pero me dijo que mejor empiece a contar mi historia, que comience a tomar mi propio camino.
-¿Es más complicado el ring o el escenario? - En el ring tenés un rival, en el escenario tenés más de 200 rivales, tenés que convencer a un montón de gente. Igual, no llegué a creerme actor, me dicen que antes de salir a escena hay un instante en el que tenés nervios, que te puede jugar a favor o en contra, y no me pasó todavía. La primera vez que salí a escena estaba un poco tenso, tenía una hora y media de monólogo, fue jugar con fuego, pero por suerte no me quemé.
-¿Cómo fue ese debut en Carlos Paz?
-Fue espectacular, muy bonito. Hubo una gran respuesta del público, me gustó que me aplaudieran un rato largo. -¿Por qué tantos ex boxeadores se meten en el mundo del espectáculo?
-Me parece que es bastante lógico, lo que cuesta bastante es bajarse del escenario, del ring. Necesitamos de la aprobación ajena, somos adictos a la aprobación ajena. Además, como dice Alejandro Dolina: hacemos todo para levantarnos a una mina.
-¿Y dónde se levanta más, en el boxeo o en el teatro?
-No sabría decirte. El boxeador impone mucho y como actor te tratan de loco. Un portero en España, que es como allá llaman a los patovicas, me lo preguntaba y yo le dije que se gana más como argentino. Sin dudas será una noche especial para los vecinos que se acerquen al Mai